El pueblo de Porcuna acoge con alegría la ordenación de José Bellido como diacono permanente de la Diócesis

El pasado sábado, 21 de diciembre, el Obispo ordenó diácono permanente de la Diócesis de Jaén a José Bellido. La celebración eucarística, presidida por Don Amadeo Rodríguez Magro, comenzó, pasadas las 7 de la tarde, en la parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Porcuna.

Asimismo, estuvo concelebrada por el Vicario General, D. Francisco Juan Martínez Rojas; el párroco de Porcuna, D. Jesús Millán; los dos sacerdotes que dirigen el diaconado permanente de la Diócesis, D. Juan García y D. José Antonio Maroto; así como otros sacerdotes diocesanos.  Quisieron acompañarlo, igualmente, los tres recién ordenados diáconos y los dos diáconos permanentes del Santo Reino.

Como no podía ser de otra forma, los familiares y amigos de José Bellido llenaron las naves del templo. La capilla musical corrió a cargo del coro de la parroquia.

Fueron precisamente sus familiares y amigos los encargados de las lecturas, la oración de los fieles y las ofrendas, que fueron llevadas al altar por su mujer y su hija. El diácono permanente,  D. Andrés Borrego, fue el encargado de proclamar el Evangelio.

A continuación, el candidato al diaconado permanente fue presentado ante el Obispo.

Homilía
Haciendo referencia al Evangelio del IV domingo de Adviento, el Obispo explicó, en su homilía, que también San José tuvo su anunciación e hizo hincapié en la situación dramática y dolorosa que estaba viviendo. “San José sabe que su mujer va a tener un hijo. Y como hemos escuchado, la va a dejar. Pero está buscando la forma de hacerlo para que no sea doloroso. Este acto de San José es un acto de amor maravillo, porque la ama”. “Y ahí es donde viene la anunciación a José- continúa el Prelado-. Dios le hace ver lo que va a ocurrir, lo que está ocurriendo y lo que Dios está haciendo. José está comprendiendo que la acción salvadora de Dios se va a realizar en María y él tiene que ser, también, un instrumento útil”. Y continuó: “Es un sueño en el que se le manifiesta todo el bien que hace por el ser humano. Y aunque el diálogo es con él, los protagonistas son él y su esposa”.  “Esto es lo que hoy estamos celebrando y meditando el pueblo santo de Dios y toda la Iglesia: Que Dios es amor y nos ha salvado, a través de unos instrumentos humanos. La respuesta de los dos, para que la salvación se realice, es la fe y, por tanto, la respuesta para que la Navidad se realice en nosotros tiene que ser fe en el hijo de Dios”.

Monseñor Rodríguez Magro subrayó que esta historia de María y José se repite en toda vocación. “Todos tenemos una vocación originaria por el bautismo que hemos recibido, pero cada uno tiene que tomar conciencia de su vocación y de lo que el Señor quiere para él.  Todos estamos llamados a ser hijos santos. Y, precisamente, al servicio del pueblo santo elige a unos hombres u otros. Así, a algunos los llama para el sacerdocio, a otros para el episcopado y a otros los llama al orden del diaconado”.

En este sentido, Don Amadeo continuó hablando del que iba a ser ordenado. “Este hombre bueno, querido, al que estáis acompañando hoy, será el destinatario de una llamada del Señor. En este caso lo llama a ser servidor de la palabra de Dios, al servicio del altar y, sobre todo, al servicio de los pobres y necesitados. Porque el diaconado, en su origen, se realizaba al servicio de los pobres”.

Además, el Obispo dirigiéndose a José Bellido añadió: “Has sido llamado por el Señor y tuviste, como San José una anunciación”. Y prosiguió: “Naturalmente en tu vocación, en tu anunciación y la llamada del Señor, en esta llamada que hoy se va a consolidar, también, tiene que estar la cercanía de aquellos que te acompañan más íntimamente, especialmente tu esposa, y tu comunidad, la que sea en cada momento, porque tu ministerio siempre tiene que ser ejercido en el seno de la Iglesia”.

Finalmente, Don Amadeo terminó encomendando la vida y el ministerio de Bellido a la Santísima Virgen de Alharilla.

Rito al diaconado permanente
Después de la homilía, José Bellido se situó ante el Obispo que lo interrogó para saber si quería consagrarse al servicio de la Iglesia.  Seguidamente, se arrodilló ante Don Amadeo para prometer obediencia ante él y sus sucesores.

Posteriormente, se postró en el suelo, ante el altar mayor, mientras se cantaban las letanías de los santos.  El momento más importante del rito llegó con la imposición de manos del Pastor diocesano sobre Bellido, que quedaba, así, ordenado diácono permanente,  bajo la acción del Espíritu Santo. Finalmente, tras ser revestido con la estola diaconal, Don Amadeo le entregó los santos Evangelios.

Ya como diácono permanente, José Bellido se encargó de ayudar en el servicio del altar, anunciar el momento de la paz y, también, despidió al pueblo. Además, los familiares y amigos del diácono permanente pudieron recibir la comunión de sus manos.

Tras la bendición papal a José Bellido y el himno a la Virgen de Alharilla, la Santa Misa culminaba con un emotivo aplauso al recién ordenado diácono permanente, el primero ordenado por Don Amadeo, desde que llegó a la Diócesis. Finalmente, se hicieron unas fotografías de familia y todo el pueblo de Porcuna pudo felicitar personalmente a José Bellido y su familia.

Galería fotográfica: «Ordenación de José Bellido como Diácono Permanente»