El optometrista, Jesús Sánchez Poveda, narra su experiencia como cooperante en una Misión en Madagascar
2 febrero de 2017En el mes de Abril de 2015 la Fundación Arruzafa de Córdoba se puso en contacto conmigo para viajar a Madagascar a la Misión que los Padres Trinitarios tienen en Tsiroanomandidy; el objetivo era formar parte del equipo formado por tres oftalmólogos, un anestesista, una enfermera, un auxiliar y dos optometristas. Como optometrista comprometido con aquellas personas que necesitan ayuda y que no pueden acceder a ella, acepté con mucho gusto. Aquí en nuestra tierra si un hombre, mujer, niño o niña necesita ayuda para cuidar su vista la tiene, pero en algunos lugares de África esa ayuda solo la tienen si personas comprometidas como las que forman esta fundación se traslada allí.
En junio de 2015 viajé a Tsiroanomandidy (Madagascar), invitado por el prestigioso oftalmólogo Dr. Laborda y su equipo del hospital La Arruzafa de Córdoba. Fuimos recibidos y acogidos por el P. Julián Cadenas, nacido en Fuentes de Ropel (Zamora) en 1959, ordenado sacerdote en 1984. Llegó a Madagascar en 1987 y ha trabajado en los distritos de Fenoarivobe, Morafenobe Y Tsiroanomandidy. Ha desarrollado grandes proyectos sociales, en favor de los niños minusválidos con problemas de raquitismo y pies zambos para los que ha construido un hermoso colegio e internado. Además de hacerse cargo de la residencia de Ancianos construida dentro de la Misión a pocos metros del colegio. Es un hombre sencillo, humilde y un gran interlocutor con los amigos de la Misión Trinitaria en Madagascar.
Nuestros misioneros dan su vida por evangelizar, se gastan y desgastan por Cristo y por la Iglesia. Su semilla da fruto y abundante, se lo dice con humildad quien durante 14 días ha convivido en esta Misión. No me puedo olvidar de sor Pilar una sencilla monja trinitaria de Andújar que lleva cerca de treinta años en Tsiroanomandidy, a pocos metros también del colegio y que junto a su comunidad contemplativa les lavan la ropa a las niñas y niños del internado; para su sustento reciben de P. Julián cien euros al mes y de ahí sacan para alimentar a los pobres que se acercan a su convento. Quiera Dios que estos ejemplos den frutos abundantes y buenos cristianos.
Jesús Sánchez Poveda