El Obispo reza por el alma de los fieles difuntos y recuerda la indulgencia plenaria por ellos
2 noviembre de 2022Hoy, 2 de noviembre, la Iglesia celebra la conmemoración de los Fieles Difuntos. El Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, ha presidio, en la Catedral, una Eucaristía de sufragio por el alma de aquellos que nos precedieron en el camino de la fe.
En su homilía, Monseñor Chico ha recordado la indulgencia plenaria, otorgada por Pablo VI y que se puede aplicar hoy por el alma de un ser querido, familiar o amigo.
En su homilía, el Prelado jiennense ha recordado que “la Iglesia, ya desde sus mismos orígenes, vive con la convicción de su comunión con los difuntos y por ello ha mantenido con gran piedad la memoria de los difuntos, ofreciendo por ellos sus sufragios”.
Del mismo modo, Don Sebastián ha profundizado en el sentido católico de la muerte que lo enfrenta al pensamiento actual que lo aleja de cualquier atisbo de redención y trascendencia: “Es triste contemplar que, como consecuencia de esta cultura que vivimos, donde la muerte no se considera como un aspecto esencial de la vida del hombre, en muchos cristianos se ha debilitado el deseo de la vida eterna, llevando consigo el terror a la muerte y el pretender banalizarla riéndose de ella, como lo hace el resto de la sociedad. Sin embargo, lo que nos distingue a los cristianos de los demás, es que nosotros miramos la muerte con fe. La Pascua de Cristo, su pasión, su muerte y su resurrección, ilumina este hecho, no resolviendo el misterio, sino dándole sentido a su vivencia. Él murió por nosotros, para rescatarnos de la muerte, y darnos la vida eterna”.
Para concluir su predicación, el Obispo del Santo Reino ha querido recordar que hoy se puede aplicar la oración para aquellos familiares y amigos que ya fallecieron para que alcance pronto la dicha de la presencia de Dios a través de la Indulgencia Plenaria que la Iglesia católica recoge para este día. “Hoy, la Iglesia con gran generosidad de Madre, al rico tesoro de la Eucaristía de intercesión, en la que cada uno participamos, añade el poder lucrar la indulgencia plenaria, para aquellos hijos suyos que, habiendo dejado la fase terrena, no alcanzaron todavía la gloria del cielo, y ella hace cuanto puede, con esta gracia para abreviarles el tiempo de purificación.
Así pues, oremos hoy de un modo especial por los difuntos y avivemos nuestro afecto hacia ellos, porque ellos siguen viviendo. Y pidamos al Padre que los acoja en sus brazos con su ternura divina, allí donde un día nos encontraremos con ellos y con nuestra Madre, la Virgen María”.
Indulgencia plenaria
Según la Constitución Apostólica de San Pablo VI, Indulgentiarum Doctrina, en su norma 15, “en todas las iglesias, oratorios públicos o –por parte de quienes los empleen legítimamente- semipúblicos, puede ganarse una indulgencia plenaria aplicable y solamente en favor de los difuntos, el día 2 de noviembre».
«Para ganar la indulgencia plenaria se requiere la ejecución de la obra enriquecida con la indulgencia [en este caso, visitar la iglesia entre el 1 y el 8 de noviembre y orar en ella] y el cumplimiento de las tres condiciones siguientes: la confesión sacramental, la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Romano Pontífice. Se requiere además, que se excluya todo afecto al pecado, incluso venial. Si falta esta completa disposición, y no se cumplen las condiciones arriba indicadas, la indulgencia será solamente parcial», añade el texto promulgado en 1967.