El Obispo preside una Eucaristía conmemorativa a la peregrinación de la Hermandad del Rocío de Jaén a la aldea almonteña
25 enero de 2021El Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, presidía en la mañana de ayer, domingo 24 de enero, una Misa conmemorativa a la peregrinación de la Hermandad del Rocío de Jaén a la aldea de El Rocío, de Almonte.
Dicha Eucaristía, organizada por la Hermandad de la capital, comenzaba, pasadas las 13 horas, en la Catedral de Jaén, tras el traslado del Simpecado hasta el altar mayor, donde lo aguardaban San José y el Santo Rostro.
La celebración estuvo concelebrada, además, por el Vicario General, Don Francisco Juan Martínez Rojas; y el Consiliario de la Hermandad, Don Francisco de la Torre.
Los miembros de la Hermandad del Rocío fueron los encargados de las lecturas y de la oración de los fieles, mientras que el Evangelio lo proclamó D. Francisco de la Torre.
Asimismo, estuvieron presentes el alcalde de la ciudad, D. Julio Millán, y otros miembros de la Corporación municipal; representantes de la Agrupación de Cofradías de Jaén y miembros de otras Cofradías y Hermandades; así como multitud de fieles, que participaron cumpliendo, en todo momento, las normas de seguridad frente a la COVID 19.
El acompañamiento musical corrió a cargo del coro de la Hermandad del Rocío.
Homilía
El Obispo quiso saludar en su homilía a las autoridades allí presentes, para continuar recordando que estaba celebrando un fin de semana muy mariano, ya que la tarde anterior presidió la Eucaristía de rogativas a la Virgen de la Capilla, para pedir por el fin de la pandemia. Así, quiso pedir también a la Virgen del Rocío su intercesión. “Que interceda con Jesucristo ante nuestro Padre Dios y que ponga su amor, su fuerza y su poder, contando con nuestras capacidades, y que nos proteja y nos libre de este mal y de esta pandemia”.
En este sentido Don Amadeo subrayó que nosotros debemos ofrecer a la Virgen una actitud de conversión. “Nosotros, por nuestra parte, le ofrecemos una actitud de conversión, que en este caso, quizá lo que mejor le podemos ofrecer a la Virgen es cuidarnos los unos a los otros, convertirnos en cuidadores de nosotros mismos para convertirnos, también, en cuidadores de los demás. La mejor conversión que podemos ofrecer es la del profundo sentido de responsabilidad y no hacer nunca nada que pueda poner en peligro ni nuestra vida, ni nuestra salud, pero tampoco ni la vida, ni la salud de los demás”.
Monseñor Rodríguez Magro quiso recordar que estaban congregados en la Catedral para honrar en esa mañana a la Santísima Virgen del Rocío. “Pero hoy estamos también aquí para honrar a la Santísima Virgen y, de un modo especial en este día, para honrar a la Santísima Virgen del Rocío, como Madre de la Iglesia, y en este caso, como Madre de la Iglesia de Jaén, que hoy está mirando hacia El Rocío. Y es que de no haber sido por estas circunstancias estaríais peregrinando y esta Eucaristía la estaríamos celebrando en su Santuario”, afirmó.
Asimismo, haciendo referencia al Evangelio de Marcos subrayó que “hoy, domingo tercero del T.O, Día de la Palabra de Dios, se nos pide que nos convirtamos en testigo del Señor y de su palabra, como lo hicieron sus apóstoles”. Para continuar: “No podemos olvidar nunca de que Dios está con nosotros y que él es siempre es una buena solución para resolver nuestros problemas y hacer un mundo mejor”.
Además, quiso dar gracias a Dios por la presencia de la Virgen del Rocío “muy amada por tantos hombres y mujeres, porque sabemos que con estas devociones nunca nos faltará su bendición”.
Don Amadeo no quiso terminar su predicación sin pedir por los sanitarios que “hoy están viendo una situación muy complicada y de gran tensión”. Tampoco quiso olvidarse de los enfermos, los fallecidos y sus familiares. “Por ello vamos a ser lo más responsables posible, porque esta situación también se resuelve poniendo especial cuidado en defendernos y defender a todos, guardadnos las distancias y siendo solidarios los unos con los otros”.
La Eucaristía finalizaba con la bendición del Obispo con el Santo Rostro.
Posteriormente, los miembros de la Hermandad del Rocío procedieron, nuevamente, al traslado del Simpecado hasta la capilla de la Virgen de la Cabeza del templo catedralicio.