El Obispo de Jaén pronuncia una conferencia sobre la Misericordia en la Cripta de la Catedral
21 marzo de 2016El Obispo de la Diócesis, Don Ramón del Hoyo, atendiendo la petición del grupo de Adoración de la Cripta de la Catedral, ofreció en este enclave, de adoración perpetua una conferencia sobre la Misericordia, con motivo del Año Jubilar, que se inició el pasado 8 de diciembre.
El Señor Obispo, quiso de este modo apoyar al grupo de personas que de una manera diaria acompañan al Santísimo expuesto en la Cripta, y los animó a seguir haciendo esta labor. Ya que desde que la Cripta se abrió como Sagrario perpetuo, son cientos los jiennenses que entran a arrodillase ante el Señor hecho Eucaristía.
La conferencia, centrada en la Misericordia recogió, de una manera cercana, los puntos más importantes que los cristianos deben conocer sobre la Misericordia. En este sentido, el Señor Obispo afirmó que “la Misericordia es el corazón del cristianismo”. Hizo un breve recorrido de la Misericordia a través del Antiguo y Nuevo Testamento, para aseverar que “La Misericordia no es nueva, pero sí es siempre actual”. En este sentido, Don Ramón del Hoyo quiso comparar la Misericordia de Dios con el amor incondicional “del padre y de la madre en nuestra infancia”, que atienden nuestras necesidades de una manera amorosa, sin esperar nada a cambio.
Del mismo modo, el Obispo quiso destacar dos momentos del Nuevo Testamento donde se ve clara y palpable la Misericordia Divina: uno en la muerte de Cristo en la Cruz. “La muerte de Cristo es por pura misericordia. Ha sido esa muerte el puente que ha coordinado de nuevo la humanidad con la divinidad. Gracias a la muerte de Cristo somos criaturas nuevas”. En este sentido, Don Ramón del Hoyo quiso recordar a los asistentes que también podemos redimir a otros, “si ofrecemos nuestra vida por Cristo”
El segundo momento donde se hace más palpable la Misericordia es Cristo, afirmó el Obispo, es “que se quedó con nosotros en la Eucaristía. Cristo Eucaristía es Misericordia viva”.
Además, en la conferencia, el Obispo hizo hincapié en que “no podemos desconectar el misterio de la misericordia de nuestra vida diaria. Ante el sufrimiento y el fracaso tenemos que darle una respuesta cristiana. Ese sufrimiento nos redime y redime a otros. Cuando sufrimos debemos poner nuestro dolor junto a Cristo. Unirnos a la redención de Cristo”.
Por último, el Señor Obispo quiso apelar a nuestra actitud como cristianos, “debemos acercarnos a Cristo a través de las obras Misericordia. Buscar a Cristo en el rostro del necesitado”, y finalizó poniendo a la Santísima Virgen como ejemplo de Misericordia, “María es madre de Misericordia, vivió con la misericordia hecha carne”.