El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha presidido hoy en la Catedral de Valencia la solemne misa exequial por el arzobispo emérito de Mérida-Badajoz, el valenciano Santiago García Aracil, fallecido el pasado viernes a los 78 años, al que ha definido como “un hombre de fe, amigo fuerte de Dios en expresión teresiana, servidor fiel y prudente que no supo otra cosa que hacer que servir a Dios, cumpliendo su voluntad, en una entrega total y sin fisuras en favor de la Iglesia, a la que tanto amó con todo su gran corazón”.
Junto al Obispo Don Amadeo, que ha concelebrado la misa exequial, han estado presentes también algunos sacerdotes de la Diócesis que han portado el féretro a la entrada de la Catedral.
En la eucaristía, que han concelebrado una veintena de arzobispos y obispos y un centenar de sacerdotes llegados también de las diócesis a las que sirvió monseñor García-Aracil, Jaén y Mérida-Badajoz, el Cardenal ha resaltado que “ante todo y por encima de todo fue sacerdote que nos dejó bellas, profundas y enjundiosas páginas sobre el sacerdocio, y que quiso de verdad -soy testigo muy directo de ello- a sus sacerdotes y trabajó incansablemente por ellos”.
Ante el féretro con los restos mortales del prelado fallecido, situado delante del presbiterio, sobre el que habían sido colocadas su vestiduras episcopales, casulla y estola, mitra y báculo y, sobre ellos, el Evangelio abierto, el cardenal Cañizares ha subrayado que monseñor García Aracil fue “pastor conforme al corazón de Dios, amó mucho a su pueblo en cuyo beneficio no escatimó esfuerzo alguno ni sacrificio en los distintos lugares en los que ejerció su ministerio pastoral”.
“Don Santiago fue uno de esos hombres de fe que verdaderamente encontró todo su sentido en la palabra del Señor, y por eso fue un hombre, un sacerdote y un obispo que claramente anunciaba la verdad en su jerarquía, los valores en su jerarquía, y distinguía lo principal de lo accidental y así nos daba siempre un juicio auténtico sobre la realidad”, ha precisado el Cardenal.
Al concluir su homilía, el arzobispo de Valencia ha dado gracias a Dios por la vida de monseñor Santiago García-Aracil, “por su ministerio episcopal y sacerdotal, por su testimonio de cristiano”, y ha implorado la intercesión de la Virgen María y de los santos valencianos San Vicente Ferrer y San Juan de Ribera, “del que tanto recibió y tanto influyó en su espiritualidad y en su vida”, para que “Dios lo haya acogido en su seno y que haya podido escuchar ya aquellas palabras `siervo fiel y prudente, entra en el gozo de tu Señor´”.
Agradecimiento del arzobispo de Mérida-Badajoz a la diócesis de Valencia
Por su parte, antes de finalizar la misa, el arzobispo de Mérida-Badajoz, monseñor Celso Morga, en su nombre y en también en el de la diócesis de Jaén, de la que igualmente fue obispo el prelado fallecido, ha dado públicamente las gracias “a Dios y a toda la diócesis de Valencia por este servidor bueno y fiel, trabajador infatigable en la viña del Señor”.
Además, ha recordado que la víspera de su fallecimiento, el pasado 27 de diciembre, monseñor García-Aracil celebró los 34 años de su ordenación episcopal, los cuatro primeros de ellos como obispo auxiliar de Valencia, dieciséis luego como obispo de Jaén y los once finales dedicados a la Iglesia de Mérida-Badajoz. “Que seamos generosos en la oración por el eterno descanso de su alma y que sigamos su ejemplo de vida”, ha pedido monseñor Morga
Procesión fúnebre, toques de campanas y veneración a la patrona de Valencia
A las 9, 20 horas partía la procesión fúnebre desde el Palacio Arzobispal, tras cerrarse minutos antes en su Salón del Trono la capilla ardiente que había permanecido abierta desde la mañana de ayer, domingo. El féretro con los restos mortales del prelado ha sido llevado a hombros durante la procesión por sacerdotes de la diócesis de Jaén y Mérida-Badajoz.
Al pasar delante de la Basílica de la Virgen, camino de la Catedral, la procesión se ha detenido para girar el féretro hacia la patrona de Valencia, la Virgen de los Desamparados, momento en el que todos han entonado el “Salve Regina” tras lo cual la procesión ha continuado su recorrido hasta entrar en la Catedral por la puerta gótica conocida como “de los Apóstoles”.
Durante la procesión fúnebre, los campaneros de la Catedral de Valencia han realizado desde la torre campanario del Miguelete, el toque solemne de difuntos con el volteo lento a mano de la campana «María», que sólo se emplea para fallecimiento de obispos y arzobispos. Luego, en la entrada del féretro en la Catedral y durante la eucaristía, han tocado en tres ocasiones el llamado «clamoreo» de misa de difuntos con nueve campanas.
En el momento de la entrada de la procesión en el templo, la Coral catedralicia ha entonado el Requiem de Fauré, compositor del que también en la eucaristía han sido interpretados su “Sanctus” y el “Agnus Dei”.
Concluida la eucaristía, mientras la Coral catedralicia interpretaba “In paradisum”, del Requiem de Fauré, acompañada del órgano, los restos mortales de monseñor García-Aracil salían de la Catedral por la puerta románica conocida como de la Almoina, donde han sido incensados por el cardenal Cañizares antes de impartir la bendición final. Posteriormente, han sido trasladados por carretera a la localidad alicantina de Penáguila donde recibirán sepultura en el cementerio donde están enterrados sus padres.
Fuente Textos y Fotos: (AVAN)