El Círculo de Silencio de junio pone el acento en los menores migrantes
19 junio de 2019Como todos los terceros martes de cada mes volvimos a formar el Circulo de Silencio reivindicando los derechos de personas migrantes y refugiadas. Esta vez recordamos a tantos menores que abandonan sus hogares para buscar una oportunidad huyendo de la guerra, el hambre, la violencia…
El profesorado y alumnado del colegio de Maristas de Jaén visibilizaron la difícil situación de tantos jóvenes a las puertas de nuestra país. El número de menores solos en Melilla es difícil de precisar. Eran 917 al cierre de 2017, según datos oficiales, sin contar los de la calle. Son el 14,3% de todos los que hay registrados en España, un total de 6.414. Caídos del cielo, que han llegado en patera, ocultos en coches, y están atrapados en la ciudad.
Mohamed, marroquí, llegó solo a Melilla con 12 años, y ahora tiene 17. Lleva cinco años viviendo solo en esta ciudad. Llama a su familia por teléfono de vez en cuando. Se hace el duro, fuma. Mohamed no vive en la calle, vive en el centro de menores de La Purísima, el principal de la ciudad, con unos 500 internos, muy por encima de su capacidad, en torno a 180 plazas. Es un viejo cuartel del ejército que es un constante foco de críticas y polémicas, retratado en numerosos reportajes como un lugar infernal. “Si muchos niños prefieren vivir en la calle antes que allí, eso te lo dice todo”.
El suicidio de un niño afgano de 11 años en Austria la semana pasada es una desgracia que no se puede digerir. Un niño que, en lugar de centrarse en estudiar, jugar y hacer deporte, huía de la violencia de su país, se ocupaba de sus 6 hermanos, traducía y rellenaba formularios. No pudo más.
En España, la noticia ha pasado prácticamente desapercibida. En algunos casos los menores no acompañados han perdido a sus padres debido a la violencia o a las condiciones del viaje. En otros, proceden de familias numerosas muy pobres. Familias que se deshicieron de ellos, o les embarcaron con la esperanza de que consiguieran un futuro mejor para todos. Los niños migrantes en esta situación son especialmente vulnerables. Traen a sus espaldas historias traumáticas. Y se encuentran solos, rodeados de desconocidos, en un entorno extraño y con un lenguaje que no comprenden.
Afo tiene 11 años y hasta hace poco no sabía que está embarazada. Salió de Costa de Marfil en compañía de su madre, para quien el viaje se acabó en Libia, cuando fue violada y asesinada ante los ojos de su madre. La pequeña intentó denunciar a los responsables del crimen, los mismos que estaban encargados de velar por su seguridad en el centro de detención en el que se encontraban. El precio a pagar fue la violación. No miremos a otro lado , nos les dejemos solos, la mayoría tienen la edad de nuestros hijos e hijas y sus ojos brillan esperanzados en un futuro mejor.
Texto: Red Jaén Ciudad Abierta
Fotos: Fernando Mármol