El Amor de los amores recorre las calles de Torredelcampo, durante la celebración de la Vigilia Diocesana de Espigas
17 junio de 2024El pasado sábado, 15 de junio, Torredelcampo acogió la Vigilia Diocesana de Espigas. Las calles de la localidad se engalanaron, con gran esplendor, desde bien temprano, para acoger a miles de visitantes. Los altares públicos crearon un ambiente único y propicio para este encuentro diocesano, en torno a Jesús Sacramentado.
La vigilia diocesana comenzaba a las 18 horas con la recepción de las banderas de más de una veintena de secciones de la Adoración Nocturna Española de la Diócesis de Jaén, en el Centro Parroquial de San Bartolomé, por el Consejo Diocesano, con su presidente, D. Juan Antonio Moreno, a la cabeza. Posteriormente, tuvo lugar la procesión desde allí hasta el Teatro de la Villa, donde daba comienzo, pasadas las 20 horas, el pregón eucarístico, a cargo del párroco de la localidad, D. Pedro José Martínez Robles.
Tras un breve descanso, para la cena, llegaba el momento central del encuentro, la Santa Misa, presidida por nuestro Obispo, Don Sebastián Chico Martínez. Así, tuvo lugar en la Plaza del Pueblo, cuyo presbiterio presidían el Cristo de la Vera Cruz y la patrona de Torredelcampo, Santa Ana.
Concelebraron, D. Andrés Nájera, Consiliario Diocesano de la Adoración Nocturna Española; el anterior Consiliario, D. Manuel Peláez; el párroco y vicario parroquial de Torredelcampo y Jamilena, D. Pedro José Martínez y D. Joël Nsenkey; el Arcipreste de Martos – Torredonjimeno, D. Agustín Rodríguez; y una decena de sacerdotes diocesanos. Del mismo modo, participaron en la celebración eucarística los seminaristas y el Diácono Permanente D. Jesús Beltrán. Además, quisieron estar presentes diversas autoridades y multitud de fieles.
La celebración estuvo participada por la sección de la Adoración Nocturna de Torredelcampo, que este año celebra el 60 aniversario de su refundación. El Evangelio fue proclamado por el Diácono Permanente. Y la capilla musical corrió a cargo del coro de la parroquia de San Bartolomé.
Homilía
Durante su homilía Don Sebastián quiso manifestar que el motivo que nos congregaba en esa noche era “alabar, bendecir y adorar a Aquel que ha dado su sangre en precio por cada uno de nosotros; Aquel que es nuestro alimento indispensable, que nos recuerda que Dios no nos deja nunca solos en el camino, sino que nos acompaña y nos indica la dirección hacia la que orientar nuestra vida. La vigilia de Espigas nos ha de llevar a la admiración, a la contemplación y a la oración”.
Además, Monseñor Chico Martínez explicó que “al reflexionar sobre este misterio, entendemos el amor y el respeto con que la Iglesia guarda ese tesoro, que es el centro de su vida. Por eso, los cristianos, a lo largo de la historia, han sentido la necesidad de manifestar, también, exteriormente la alegría y la gratitud por la realidad de un don tan grande. Pronto se entendió que la celebración no podía quedar limitada dentro del templo, sino que era necesario llevarla por las calles de los pueblos y ciudades. Así nació la procesión con el Santísimo Sacramento que la Iglesia celebra, desde el siglo XIII”. Y en este sentido añadió: “También nosotros lo hacemos hoy por las calles de Torredelcampo; entre cantos y alabanzas, altares y alfombras, llevaremos el Sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor. Pasaremos por los lugares donde transcurre la vida de las personas, donde se hacen presentes sus sufrimientos y brotan sus ilusiones. Ofreceremos el testimonio de nuestra fe, la esperanza de que en Jesús se halla la respuesta a los anhelos más profundos. Recorramos Torredelcampo, salgamos al encuentro de nuestros hermanos y mostremos a todos el Sacramento real de la presencia de Cristo. Un misterio para creer, celebrar y vivir”.
Y el Pastor Diocesano culminaba pidiendo que, de la mano de María, la Virgen Niña, viviéramos esa fiesta “con profunda gratitud a Dios, que siempre está cerca de nosotros, aunque no somos dignos de su amor infinito. Que Santa Ana, Patrona y Alcaldesa Perpetua de Torredelcampo, nos conduzca siempre hasta su nieto, Jesucristo, Pan de Vida”.
Vigilia de adoración y procesión
Tras la Santa Misa, los asistentes se desplazaron desde la Plaza del Pueblo hasta la parroquia de San Bartolomé, presididos por el Santísimo Sacramento. Allí comenzaba la vigilia de adoración ante el Amor de los amores.
Tras el rezo de Te Deum, Jesús Sacramento salía a las calles de la localidad, acompañado por representantes de las cofradías y hermandades, adoradores y fieles, para encontrarse con niños, mayores, enfermos… Durante el recorrido, se escucharon cantos y oraciones, creando un ambiente de recogimiento y devoción.
Finalmente, se procedió a la bendición de los campos y la reserva del Santísimo. Concluyendo, así, una noche para el recuerdo, marcada por la fe, la unión en Cristo Sacramentado y la espiritualidad.