El alma en la contemplación y las manos en el obrador
14 diciembre de 2022
En este tiempo de camino hacia la Navidad, todo se prepara para el nacimiento del Mesías. También, son muchos los conventos y monasterios de vida contemplativa de nuestra Diócesis que se dedican, de forma particular, en el Adviento a elaborar productos típicos navideños para ponerlos a la venta y con ello, poder tener algunos ingresos en sus comunidades.
Acercándonos hasta sus tornos, y tras un Ave María Purísima, las contemplativas nos ofrecen un catálogo de exquisitos mantecados y delicatesen navideñas, que están siempre tocadas por la gracia de Dios.
La clave de los dulces conventuales la da Carlos Cano en su, “Alacena de las monjas”, una copla a modo de Villancico que cuenta como fue la propia Virgen María quien le dio la receta de los dulces a las monjas. Entres los ingredientes, y además del azúcar, llevan tres Ave Marías y un Padrenuestro. Y quizá, como en la canción, sean esos los ingredientes secretos que hacen de los mantecados de las monjas un bocado exquisito. Y es que entre todos los dulces de estas fiestas, los que salen de los conventos de clausura tienen un sabor especial, se puede decir, que tienen un toque divino.
Y es que estas mujeres, que un día por amor, dejaron su vida y se encerraron tras las puertas de un monasterio, viven envueltas en una alegría constante. Una felicidad que les nace de lo más profundo de su alma. Son felices porque se saben amadas por un amor mucho más grande y trascendente que cualquiera de carácter humano. Y esa alegría se traslada a todo lo que hacen, también a los kilos de dulces y mantecados que de manera primorosa y artesanal elaboran para endulzarnos el paladar y alegrarnos el corazón, mientras los compartimos con la familia y los amigos.
Se pudieran pensar que la clausura les coarta la libertad; pero es justamente lo contrario. Han optado por esa vida de entrega al Señor desde la oración, el desapego a lo material, y la contemplación del misterio del Amor que redime. Entrar a un convento es como detener el tiempo. Aún, en muchos de ellos existen pequeños huertos donde las contemplativas cultivan verduras y hortalizas. Sus habitaciones, pequeñas celdas, ausentes de comodidades; en muchas ocasiones, con camas incómodas para evitar la tentación de apegarse a algo tan fútil como el placentero descanso del sueño. Son madrugadoras. Comienzan pronto su jornada, que con la oración, dando gracias por la vida; por la suya y por la de todos. Su existencia, alejada de nuestras rápidas rutinas; de nuestros atascos matutinos; de las prisas y los retos diarios; es una vida para los demás. Ellas piden por las necesidades del mundo. Elevan una oración por los olvidados, por los que están solos, por los que sufren… y es esa oración generosa y universal su fuerza y su combustible.
Después, cada una a sus tareas: las de la limpieza; las de organizar y preparar las frugales comidas de la comunidad; la de atender al torno; la de hacer dulces; la de bordar de manera primorosa; la de atender el huerto… labores todas ellas acompasadas por la música de su constante oración. En un tiempo en el que la edad media de las monjas supera en cualquier convento los ochenta años, surgen ahora nuevas ocupaciones de enfermera, de acompañante. Y es que la vida de clausura no resulta demasiado atractiva para las chicas de hoy. Dejar en las puertas de un convento tantos apegos materiales, absolutamente innecesarios, pero a los que estamos profundamente unidos, dejan a las puertas de los monasterios muchas vocaciones frustradas.
Muchos comparamos el confinamiento obligado durante la pandemia con la vida que llevan las religiosas contemplativas. ¡Nada más lejos de la realidad! Lo nuestro fue un retiro imperado. Lleno de tristeza, intentando entender qué había pasado para de repente estar encerrados en casa y sin posibilidad de salir. Nuestra clausura no fue como la suya, movida por el amor y la alegría.
De alguna manera, es ahora, en este tiempo de Navidad cuando podemos agradecer, con la compra de sus delicatesen tanta oración, tanta entrega, tanto amor. También, agradecerán con cariño nuestra oración.
Calladas, como ausentes, sin hacer ruido. Esa es la imagen que desde fuera vemos en los conventos de clausura. Por dentro, la alegría vivida y compartida. Así son las contemplativas, mujeres que abandonaron el mundo para sostenerlo con su oración. Mujeres que viven encerradas, pero que se sienten profundamente libres, embargadas por un Amor que trasciende lo humano y que las une con lo divino.
Conventos que en la Diócesis elaboran productos navideños:
Carmelitas Descalzas
Beas de Segura. Monasterio de San José del Salvador. Plaza Santa Teresa, s/n.. Tlf: 953 425 032. C.P. 23280
Capellán: Manuel Luis Anguita Blanca
Jaén. Monasterio de Santa Teresa de Jesús. Carrera de Jesús, 25 A. Tlf: 953 232 707. C.P. 23002
Capellán: Francisco Javier Cova Martínez
Linares. Monasterio de Ntra. Sra. del Carmen y S. José. Carmelo de Santa Teresa, 1. Tlf: 953 692 209. C.P. 23700
Capellán: Pedro Ortega Ulloa
Úbeda Monasterio de la Purísima Concepción. Montiel, 5. Tlf: 953 750 403. C.P. 23400
Capellán: Héctor Antonio Caceres Zalazar, ocd
Clarisas. Orden de Santa Clara
Alcaudete. Monasterio de Santa Clara. Santa Clara, 2. Tlf: 953 560 219. C.P. 23660
Capellán: Manuel Carmona Bueno y José Antonio García Romero
Baeza. Monasterio de San Antonio. Acera de la Trinidad, 12. Tlf: 953 740 669. C.P. 23440
Capellán: José Moltó Jurado (Extradiocesano)
Capellán Auxiliar: Joaquín Rafael Robles Medina.
Baeza. Monasterio de Santa Catalina Virgen y Mártir. La Yedra, 15. Tlf: 953 740 346. C.P. 23440
Capellán: Pedro Garrido Ruiz
Jaén. Monasterio de la Purísima Concepción. Puerta del Ángel, 2. Tlf: 953 243 854 / 953 190 565. C.P. 23001
Capellán: Francisco León García
Jaén. Real Monasterio de Santa Clara. Santa Clara, 7. Tlf: 953 190 957. C.P. 23004.
Capellán:
Úbeda. Real Monasterio de Santa Clara. Plaza de Santa Clara, 5 Tlf: 953 751 106. C.P. 23400
Capellán: Pedro Ruiz Calvente y Robustiano Gallego Muñoz
Dominicas. (Orden de Predicadores)
Jaén. Monasterio de la Purísima Concepción. Francisco Coello, 35. Tlf: 953 235 733. C.P. 23002
Capellán: José Casañas Llagostera
Alcalá la Real. Monasterio de la Encarnación. Las Monjas, 6. Tlf: 953 581 1424. C.P. 23680
Capellán: Francisco Javier García Moreno y Juan Ramón Gómez
Mínimas. (Orden de San Francisco de Paula)
Andújar. Monasterio de Jesús María. Jesús María, 1. Tlf: 953 500 085 C.P. 23740
Capellán: Fernando Almansa Delgado, cm
Trinitarias. (Orden de la Santísima Trinidad)
Andújar. Monasterio de la Purísima Concepción. Granados, 1. Tlf: 953 501 681 .C.P. 23740.
Capellán: Manuel Antonio Yébenes Gadea, osst.
Martos. Monasterio de la Santísima Trinidad. Real de San Fernando, 3. Tlf: 953 551 552. C.P. 23600.
Capellán: Superior de la Comunidad de PP. Franciscanos, de Martos.
Santa Ana (Alcalá la Real). Monasterio de Ntra. Sra. de los Remedios. Ctra. Fuente del Rey, 5. Tlf: 953 597 296. C.P. 23691
Capellán: Francisco Javier Delgado Patón, Miguel Ángel Soto García, Bernard Fouda Etoundi.