Don Ramón se despide de la Curia, Vicarios y Delegados Episcopales
24 mayo de 2016Un almuerzo fraterno y de convivencia fue el acto con el que Don Ramón del Hoyo, Obispo de Jaén, se despidió ayer de los Vicario y Delegados Episcopales, Directores de Secretariado y miembros de la Curia.
El almuerzo, que se sirvió en el Seminario, estuvo marcado por momentos de mucha emoción, entre los asistentes, que quisieron agradecer, con un pequeño detalle, y con estas palabras, la labor de Don Ramón del Hoyo al frente de la Diócesis.
Querido Don Ramón, en nombre de todos los formamos parte de esta gran familia de la Curia, queremos mostrarle nuestro agradecimiento.
Y para empezar con buen pie, lo vamos a hacer no con nuestras palabras, sino con las suyas.
Con motivo de la celebración jubilar de la Curia, el pasado mes de febrero, usted nos recordaba que «conviene tener la suficiente humildad para caer en la cuenta de que durante nuestra vida sólo realizamos una insignificante y minúscula parte de la magnífica obra del amor de Dios. Somos como un pequeño eslabón de una gran cadena, que no termina en nosotros… Hacemos algo, poca cosa, pero hemos de intentar hacerlo de la mano de Dios y en su nombre».
Pues, Sr. Obispo, eso es lo que, día a día, intentamos hacer desde nuestras funciones cotidianas en los distintos departamentos de Curia y desde las tareas encomendadas en las distintas delegaciones. Ese ha sido y será nuestro afán.
En estos últimos años hemos intentado colaborar en la ardua tarea que usted ha tenido encomendada, como Obispo de Jaén, en el buen gobierno de toda la diócesis, principalmente en la dirección de la actividad pastoral, en la administración de la diócesis, así como en el ejercicio de la potestad judicial. Lo hemos hecho de la mejor manera que hemos sabido.
Detrás de cada llamada, de cada consulta, de cada apunte contable, de cada fotocopia, de cada sentencia sabemos que hay mucho más que papeles, ficheros, expedientes…, detrás, mejor dicho, delante están las personas; sacerdotes, religiosos, seglares, cofrades, alejados de nuestras parroquias, asociaciones y comunidades.
En definitiva, hemos querido ser un medio para contribuir a que el ministerio del Obispo, de usted D. Ramón, fuera más eficaz e hiciera llegar a todos un rostro más cercano y mas misericordioso de ésta nuestra querida Iglesia que peregrina en estas benditas tierras, las tierras del Santo Reino.
Por eso, en este día, D. Ramón, como padre y pastor nuestro, los seglares de la Curia de Jaén queremos pedirle disculpas por las ocasiones en que no lo hemos conseguido.
Pero hoy, especialmente, queremos dar gracias por su ministerio entre nosotros:
Gracias al Padre por haberlo escogido para el sacerdocio.
Gracias al Hijo por guiarlo en su ministerio episcopal, que en los últimos once años ha desarrollado junto a nosotros.
Y gracias al Espíritu por haberlo colmado de dones, que usted ha derramado en nuestra Diócesis de Jaén.
Con nuestro afecto y oraciones para la nueva etapa que va afrontar.
Gracias Sr. Obispo. Muchas gracias, Don Ramón.