Crónica de la XIII Convivencia de Pastoral Penitenciaria
29 septiembre de 2010 El pasado día 19, domingo, celebramos en la Casa de Ejercicios de Santa María de los Apóstoles de nuestra ciudad la XIII Convivencia de Pastoral Penitenciaria.
Nos reunimos voluntarios de la Delegación; colaboradores de Navas de San Juan, Mancha Real y Linares, funcionarios e internos de los módulos de Respeto del Centro Penitenciario, antiguos internos que ya gozan de libertad, otros internos que disfrutaban de unos días de permiso y que quisieron acompañarnos durante unas horas, familiares de encarcelados. En total, 84 personas.
Después de hacer un recuerdo de Juan José Jurado, de Navas de San Juan, que siempre nos acompañó con toda su familia, y que en esas fechas estaba ingresado en la U.C.I, comenzamos con un tiempo de oración a partir de los testimonios de esperanza de varios internos:
"Hace tiempo dejé a Dios, apartándolo de mi lado; pensé que no lo necesitaba. Aunque sé que ha sido un error, estoy convencido que Dios no condena a nadie y no duda en perdonar. Por eso, cuando me encontré aquí, entre rejas, me di cuenta que había perdido mi camino, el que debo seguir y así estar en paz con Dios. Haciendo una reflexión, pienso cómo una persona que apenas nos conoce, que no le importa lo que hemos hecho, puede sentir cariño por mí.”
“Ahí es cuando confirmo que Dios es grande y se manifiesta con su amor a través de las personas y nos hace sentir que El nos perdona y nos lo hace llegar por medio de sus hijos, nuestros hermanos que en este caso son… en fin, todas las personas de la Pastoral, Funcionarios, que en un día tan especial para nosotros, están a nuestro lado; dejan sus quehaceres, sus familias, su tiempo, para estar con nosotros ya que desgraciadamente nuestra familia no puede hacerlo. Ahí están ellos, que al fin y al cabo también son nuestra familia. ¿Quién hace esto posible? Dios, Jesús que su amor, su pasión por nosotros es tan grande que con estos gestos lo pone de manifiesto diariamente”.
Tras el café de media mañana estuvimos compartiendo “las razones que tenemos para vivir y trabajar con esperanza en estos ambientes carcelarios”. Nos sirvió como punto de partida el texto de la encíclica “Spe Salvi, nº 35” de Benedicto XVI:
“Si no podemos esperar más de lo que es efectivamente posible en cada momento y de lo que podemos esperar que las autoridades políticas y económicas nos ofrezcan, nuestra vida se ve abocada muy pronto a quedar sin esperanza.
Es importante sin embargo saber que yo todavía puedo esperar, aunque aparentemente ya no tenga nada más que esperar para mi vida o para el momento histórico que estoy viviendo.
Sólo la gran esperanza-certeza de que, a pesar de todas las frustraciones, mi vida personal y la historia en su conjunto están custodiadas por el poder indestructible del Amor y que, gracias al cual, tienen para él sentido e importancia, sólo una esperanza así puede en ese caso dar todavía ánimo para actuar y continuar. Ciertamente, no « podemos construir » el reino de Dios con nuestras fuerzas, lo que construimos es siempre reino del hombre con todos los límites propios de la naturaleza humana…
No obstante, sigue siendo siempre verdad que nuestro obrar no es indiferente ante Dios y, por tanto, tampoco es indiferente para el desarrollo de la historia…
Eso sigue teniendo sentido aunque en apariencia no tengamos éxito o nos veamos impotentes ante la superioridad de fuerzas hostiles. Así, por un lado, de nuestro obrar brota esperanza para nosotros y para los demás; pero al mismo tiempo, lo que nos da ánimos y orienta nuestra actividad, tanto en los momentos buenos como en los malos, es la gran esperanza fundada en las promesas de Dios”.
Después de trabajar esos aspectos, celebramos una emotiva eucaristía. Más tarde almorzamos juntos y se hicieron unos juegos en el patio.
Otra vez en el salón de reuniones, proyectamos videos sobre las actividades que Pastoral Penitenciaria ha desarrollado en el curso pasado con los internos dentro y fuera de la prisión, para después poner en común sugerencias de cara al curso que empieza. En este momento sobre todo se acogieron las voces de internos y funcionarios.
Con los ecos de una canción de habla de esperanza porque Dios nos da el tiempo y, por tanto, estamos todavía a tiempo de cambiar, nos despedíamos hasta la próxima ocasión que nos encontremos.
Delegación de Pastoral Penitenciaria de Jaén