Concentración de Cáritas y el Secretariado de Migraciones ante la reforma de la Ley de Extranjería
6 enero de 2010 Con motivo del Día Internacional del Inmigrante, celebrado el pasado 18 de Diciembre, nos reunimos el sábado 19 de Diciembre en la Plaza de S. Francisco de Jaén un grupo de personas sensibilizados con el tema de la inmigración, para protestar por la reciente reforma de la ley de extranjería aprobada en el Congreso de los Diputados el pasado 26 de Noviembre.
Allí estábamos personas de distintos colectivos: Foro Social de Jaén, HOAC, InteRed, Cáritas Diocesana y Delegación Diocesana de Migraciones, para tener un acto de reflexión ante la ciudadanía en referencia a dicha ley.
Desde que el gobierno inició dicha reforma, se ha tenido una honda preocupación en amplios sectores de la sociedad, pues en esta reforma están en juego tanto derechos fundamentales para nuestros hermanos y hermanas inmigrantes, como el tipo de sociedad que estamos construyendo entre todos.
La citada ley tiene un claro enfoque restrictivo en lo que a derechos básicos se refiere, como es el derecho a acceder a la educación más allá de los 11 años de edad, y de la vivienda, así como la limitación en tema de reagrupación familiar, eliminando el derecho que todos tenemos a vivir en familia.
Por su parte, las mujeres víctimas de violencia de género seguirán teniendo miedo a la denuncia por la posibilidad real de expulsión y respecto los inmigrantes retenidos en los CIE (Centros de Internamiento de Emigrantes), que son auténticas cárceles a las que se llega por no tener la documentación en regla, se aumenta su estancia de 40 a 60 días en un limbo legal difícilmente defendible desde ningún supuesto.
Nos preocupa desde ámbitos eclesiales y sociales la visión de la inmigración como mera fuerza de trabajo, donde la bienvenida se da en tiempo de bonanza económica, siendo personas incómodas, sobrantes, en tiempos de crisis y recesión.
Se limita así la visión del inmigrante, sin ahondar en la riqueza que supone su vida familiar, cultural, religiosa,…tan variada y enriquecedora para una sociedad como la nuestra.
A los allí reunidos, nos preocupa la desigualdad que se crea con esta ley, entre personas inmigrantes según su tipo de residencia, creando una vez más ciudadanos de primera, segunda y tercera categoría. Consideramos que el endurecimiento de las sanciones ante prácticas de hospitalidad (ofrecer posibilidades de empadronamiento, acogida, proporcionar ofertas de empleo,…) además de privar del más mínimo apoyo social a las personas más excluidas, hace que ayude a instalar nuestras conciencias en la idea de que “mejor no liarse , no pringarse” por el inmigrante en necesidad. Y lo que es peor… se puede llegar a una sociedad donde se vea esta actitud de “desentendimiento del otro”, como normal.
En este acto tuvimos sin embargo, la alegría de sabernos trabajando todos en común, personas de Iglesia, y colectivos sociales, en la construcción de una sociedad más justa, más humana,…más de Dios.
Desde la Delegación de Pastoral de Migraciones de nuestra Diócesis y Cáritas, invitamos a todos los cristianos y personas de buena voluntad, a seguir trabajando:
– Por ofrecer otra imagen de la inmigración en nuestras comunidades, parroquias, barrios, tendiendo puentes de encuentro.
– Por seguir estableciendo vínculos con personas inmigrantes, rompiendo con los tópicos y miedos que nos atenazan.
– Por generar espacios de convivencia y apoyo donde nos encontremos en igualdad y como hijos de un mismo Padre.
– Por mantenernos en la denuncia pública y en la arriesgada solidaridad, pues desde el ideal evangélico hemos de tener el referente de una sociedad donde todos seamos acogidos, donde el Reino sea una realidad.
Queremos finalizar este artículo con las palabras del Santo Padre en el reciente Congreso para la Pastoral con Inmigrantes: “Poner en claro, la unidad de la familia humana, el valor de la acogida, de la hospitalidad, del amor por el prójimo. Esto debe traducirse en gestos cotidianos de cooperación, de colaboración, y de solicitud hacia los demás, especialmente hacia los más necesitados. Conformados a Cristo, cada hombre y cada mujer son vistos como hermanos y hermanas, hijos del mismo Padre”
La Delegación Diocesana de Migraciones y Cáritas