Comienzan las convivencias vocacionales en el Seminario
27 septiembre de 2016Este fin de semana han arrancado las convivencias del Manuel Aranda para chavales del seminario menor, seminaristas en familias y otros chicos con inquietudes vocacionales. En total hemos estado 14, la mayoría de la ESO.
El sábado por la mañana arrancamos con una breve explicación a cargo de Julián sobre el logotipo que él mismo ha diseñado y que este año nos acompañará durante todo el curso, y que también era el lema de esta primera convivencia: “Cristo: nuestra mejor decisión”.
Tras ello, los seminaristas del mayor compartimos con ellos en el patio unos agradables momentos de conversación, acompañados de unos refrescos que cargaron las pilas para reñido partido de fútbol que se disputó después. Otros, los menos deportistas, pudieron divertirse también en el gimnasio o con la mesa de pin pon.
Por la tarde tuvimos un cine-forum alrededor de la película Moscati: el médico de los pobres. Fue una película cargada de valores donde la entrega, el desprendimiento, el perdón y la generosidad nos llevaron a reflexionar después sobre dos preguntas: ¿se puede ser feliz sin nada, en una vida llena de renuncias? ¿Qué hay detrás de una felicidad basada en la entrega total al prójimo? Se generó un debate muy distendido en el que finalmente dimos con la clave: la libertad de entregar todo nos hace experimentar el que solo Dios basta para llenarnos y, como vimos reflejado en Moscati, en la entrega a los demás –que son otros Cristo- está la auténtica felicidad.
Tras rezar las vísperas y cenar, esa noche disfrutamos y reímos mucho jugando al Tabú. Al día siguiente, más descansados, tuvimos una sesión de formación con el rector y vicerrector del seminario donde se explicaron las pautas y el significado de estas convivencias, que deben convertirse en un encuentro de jóvenes que sientan alguna inquietud en lo que a la llamada sacerdotal se refiere, y un modo de, pasándolo muy bien, adentrarse y preguntarse sobre ella. Los tres seminaristas nuevos contaron al finalizar su testimonio que sirvió como inyección de ánimo a los más pequeños. A las 12 celebramos la Santa Misa y después pudimos disputar otro partido de fútbol antes de comer.