Celebración de la solemnidad de San Eufrasio, patrón de la Diócesis
17 mayo de 2016Este lunes, 16 de mayo se celebró, con una Eucaristía, la Solemnidad de San Eufrasio, Patrón de la Diócesis de Jaén, al coincidir su festividad con el domingo de Pentecostés. La misa, a la que asistió el Cabildo Catedral, y miembros del Seminario Diocesano, estuvo presidida por el Vicario General y Deán de la Santa Iglesia Catedral, D. Francisco Juan Martínez Rojas.
En su homilía, el Deán quiso recordar al primer Obispo de la Diócesis, San Eufrasio, y con él a todos los que vinieron después como pastores de la Iglesia de Jaén, y lo hizo con estas palabras: “El amor de nuestro primer evangelizador y obispo de Iliturgi por su grey, por su comunidad, no es sino transparencia del amor y entrega del único y Buen Pastor, que entrega su vida por sus ovejas. Ese amor se perpetúa en el tiempo a través de la sucesión apostólica”. Martínez Rojas continuó, “A Don Ramón le sucederá, apenas dentro de 12 días, Don Amadeo, que será el obispo 75 de nuestra Diócesis desde la restauración de la vida cristiana en nuestra tierra, en el s. XIII, retomando el cristianismo su presencia en el Santo Reino, cuyos orígenes se remontan a los primeros siglos de la Iglesia”.
El Vicario General quiso apelar en su homilía a la semilla que San Eufrasio dejó en estas tierras, no ha dejado de germinar y dar fruto con generaciones y generaciones de cristianos, que a lo largo de la historia de la Diócesis han vivido la fe en Jesucristo “somos herederos de esa rica tradición, en la que no hay ruptura sin continuidad”, afirmó, D. Francisco Juan.
Por último, el Deán quiso dirigirse a sus compañeros en el sacerdocio, que como hilo conductor, como mediadores, conectan la Palabra de Dios con su pueblo. Una Palabra que es siempre motivo de alegría y de gozo en quien la escucha y la pone en práctica: “Cuando anunciamos el evangelio a los hombres y mujeres que buscan, en ellos brota también la alegría, como debió suceder en quienes escucharon la predicación de Eufrasio, y en especial la que fue su sede episcopal, Iliturgi. Porque el evangelio siempre produce alegría en el corazón de quien lo recibe. Como afirma el Papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii gaudium”.