Carta Pastoral: «No es lo mismo que vuestro hijos estudien religión en la escuela a que no lo hagan» «Me apunto a Religión»
2 junio de 2017Queridos padres, queridas familias:
Os dirijo esta carta con especial afecto a todos vosotros: padres, hijos y demás miembros de la comunidad familiar. El motivo por el que os escribo lo considero muy importante para la educación de vuestros hijos. Os quiero hablar de la clase de Religión, en la que sabéis que los padres sois especialmente responsables, aunque también vuestros hijos, llegados a cierta edad, puedan elegir por sí mismos.
Considero que os debo animar, como vuestro Obispo, a que cumpláis con vuestro deber de ir a los centros educativos a manifestar vuestra voluntad explícita de que vuestros hijos e hijas sean matriculados en la asignatura de Religión. A los chicos que ya tengáis edad de hacerlo por vosotros mismos os recuerdo que no dejéis de hacerlo, ahora que es posible.
Seguramente, algunos os preguntéis por qué el Obispo se mete en estos temas que son tan vuestros, tan familiares. Sencillamente porque quiero ayudaros a comprender que no es lo mismo que un chico o una chica estudie Religión en la escuela a que no lo haga. Si la Religión está en la escuela es porque es un derecho y un bien vuestro y de vuestros hijos el recibir una educación completa, en la que no falte ningún saber y, sobre todo, en la que no falte el saber que unifica a todos los demás, según la visión del mundo que tiene un cristiano. En ella, el conocimiento religioso es necesario para comprender el mundo y su cultura y, sobre todo, la verdad y la dignidad de la vida de los seres humanos.
Para situar bien en su inteligencia los muchos saberes que esos maravillosos profesionales, que son los maestros, les enseñan, el saber religioso es fundamental en la educación de vuestros hijos. Sin la Religión no sabríamos interpretar muchas de las cosas que vamos conociendo y no sabríamos relacionarlas entre sí, como por ejemplo la historia, el arte, las costumbres, la cultura, a las leyes, etc. En Andalucía sería imposible conocer bien nuestra historia y nuestro día a día social, cultural y religioso sin la interpretación que nos da la Religión.
Es por eso que siento la responsabilidad de pediros que no os descuidéis: los padres, hasta los 12 años, habréis de apuntar a vuestros hijos; los hijos, a partir de los 13 hasta los 17, habréis de pedirle a vuestros padres la clase de Religión. La clase de Religión es necesaria e importante. Es posible que alguien os diga lo contrario y se le quita importancia a lo que es tan necesario para nosotros; otros os dirán que es una asignatura innecesaria o de poca calidad. Esto lo dicen los que, para rebajar el valor de la Religión y restarle espacio en la escuela, proponen peleas entre las asignaturas y pretenden rebajar las horas de Religión para darle más tiempo a otras, como se ha hecho en las últimas reformas educativas. No entremos en este juego, que siempre tiene la intención de perjudicar a la religión.
Y antes de daros las gracias por escucharme, me gustaría también pediros que aconsejarais a otros padres cristianos a hacer lo mismo que vosotros. No miréis en esto cómo sea su matrimonio o cómo esté compuesta su familia; sus hijos tienen el mismo derecho que los de un matrimonio casado por la Iglesia: recordadles que aprender Religión en la escuela no puede faltarles a sus hijos e hijas. Muchas gracias.
Os pido perdón, si consideráis que me he metido donde no me importa, pero, por el afecto que le tengo a la familia, entiendo que como vuestro obispo tengo la obligación de ayudaros a comprender ciertas cosas y a cumplir con vuestras obligaciones.
Con todo mi afecto de Pastor.
+ Amadeo Rodríguez Magro
Obispo de Jaén