Cáritas, HOAC y Confer demandan una reflexión sobre la realidad laboral de Jaén
2 mayo de 2018Enmarcada en las acciones convocadas con carácter nacional en la iniciativa “Iglesia por el Trabajo Decente”, la capilla del Seminario diocesano de Jaén acogió la celebración de una Vigilia de Oración. La cita fue convocada por Cáritas Diocesana de Jaén, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC Jaén) y la Conferencia Española de Religiosos (Confer). Alrededor de un centenar de personas se sumó a la reflexión en la víspera de la festividad de San José Obrero, en la que se puso de manifiesto la necesidad de dar una respuesta al injusto marco laboral y social. La cita religiosa contó con tres partes bien diferenciadas. La primera se fundamentó en el análisis de la realidad, materializado en cuatro testimonios a través de los que se constató el difícil contexto laboral de la provincia de Jaén. A través de sus experiencias se conocieron realidades como la situación de los denominados “trabajadores pobres”, que a pesar de disponer de un empleo no consiguen sacar adelante a sus familias; las vivencias de un migrante que en seis años apenas ha podido acceder a empleos con contrato, relegado a aceptar condiciones precarias para poder disponer de un trabajo; la experiencia de una mujer que ha visto cómo la mano de obra femenina en la recolección de la aceituna está siendo relegada, lo que ha menguado considerablemente sus oportunidades laborales, así como el testimonio de un trabajador que gracias al empleo había salido de la exclusión.
También dentro de este mismo apartado, se compartió qué dice la Doctrina Social de la Iglesia sobre el ámbito del trabajo y cuáles son sus orientaciones. En un segundo bloque, se analizó esa realidad a la luz de la mirada de Dios, a través de los textos bíblicos, para posibilitar la reflexión de los asistentes. Finalmente, el tercer apartado hizo hincapié en aquello que se puede hacer que permita encaminarse hacia la transformación de nuestro mundo. Este apartado se inició con unas palabras del Papa Francisco: “No hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y privar de la dignidad del trabajo. El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son el resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima de la persona”.
Finalmente, se leyó el Manifiesto redactado por la iniciativa “Iglesia por el Trabajo Decente”, en el que, entre otros aspectos, se demanda situar a la persona en el centro de la vida política, de las relaciones laborales y del trabajo; proteger el derecho al trabajo decente para posibilitar un desarrollo integral de la persona, donde el trabajo sea generador de dignidad para la vida; lograr la igualdad de oportunidades y trato para todos los hombres y todas las mujeres; garantizar que el trabajo permita desarrollar nuestra vocación y sirva para aportar nuestros dones a la construcción de la sociedad desde el bien común; reconocer social y jurídicamente el trabajo reproductivo, para poner en valor aquellos trabajos de cuidados que posibilitan y sostienen la vida; afirmar la seguridad y la salud en nuestro ámbito de trabajo, bajo unas condiciones laborales que no atenten contra la integridad física y psíquica de la persona, y que garanticen la protección social del trabajador; alcanzar libertad en la empresa para que, como personas, expresemos nuestras opiniones, podamos ejercer nuestro derecho a organizarnos colectivamente y participemos de las decisiones que afectan a nuestras vidas; promover la conciliación real laboral y familiar, mediante la creación de ritmos y mecanismos que posibiliten el desarrollo integral de la persona en la esfera laboral, familiar, cultural y espiritual, y lograr que el acceso a los derechos para una vida digna, como sanidad, vivienda o educación, entre otros, no estén condicionados a tener o no un trabajo.