Inicio de una nueva andadura de esperanza de Manos Unidas en La Carolina
14 febrero de 2017
Como en tantos lugares de la geografía española, en torno al segundo domingo de febrero, se han iniciado las actividades de la LVIII Campaña contra el Hambre de Manos Unidas bajo el lema “El mundo no necesita más comida. Necesita más gente comprometida”.
La hermana Justina Banda, Misionera Hija del Calvario, natural de Zimbabwe, estuvo por los diferentes centros educativos de Primaria y Secundaria de La Carolina animando la campaña y dando testimonio de la ayuda recibida en su país a través de la financiación de proyectos de desarrollo de Manos Unidas que han contribuido a mejorar la vida de muchas personas. Esta mujer de Dios, con su rostro alegre y pleno de paz y sus excelentes dotes en la comunicación, como buena educadora, dio a conocer también la vida de su tierra e invitó a los niños a la fraternidad y a vivir desde actitudes responsables en cuanto a la alimentación. Destacar las numerosas muestras espontáneas de cariño que los niños mostraron a la hermana zimbabweana después de su intervención.
Por la tarde tuvo otro encuentro con niños de catequesis en la Parroquia de S. Carlos Borromeo y más tarde tomó parte en el “Pan y aceite solidarios” en la parroquia de S. Juan de la Cruz donde se presentó la campaña y el proyecto asumido por el arciprestazgo.
Esta campaña se enmarca dentro del Trienio de lucha contra el Hambre (2016-2018) en el que Manos Unidas está trabajando para dar respuesta a las causas y problemas que provocan el hambre en el mundo. Para Manos Unidas, solucionar esta lacra pasa por acompañar a los más pobres, reforzar el derecho a la alimentación de los pequeños productores, contribuir al cambio hacia unos sistemas alimentarios más justos y educar para una vida solidaria y sostenible. En el primer año del trienio, se proponía sembrar buenas semillas con las que hacer crecer un mundo más justo y fraterno; semillas que son recursos, capacidades, responsabilidades y solidaridad.
Este año Manos Unidas quiere seguir plantando cara al hambre impulsando el compromiso, todavía hay en el mundo cientos de millones de personas que pasan hambre. Según el último informe del Programa Mundial de Alimentos, el hambre representa el mayor riesgo para la salud en el mundo. De hecho mata a más personas cada año que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntas.
Vivimos en lo que S. Juan Pablo II definió como “paradoja de la abundancia”: hay alimentos para todos, pero no todos pueden comer. El gran escándalo del hambre, en palabras del Papa Francisco, impide vivir dignamente a casi 800 millones de personas. La gran mayoría de esas personas viven en los países en desarrollo, donde casi el 13% de la población está desnutrida. Es una cifra vergonzante, ante la que no podemos quedar ni indiferentes, ni impasibles.
Como dice el Papa Francisco en la encíclica Laudato sí “el ser humano todavía es capaz de intervenir positivamente. Como ha sido creado para amar, en medio de sus límites brotan inevitablemente gestos de generosidad, solidaridad y cuidado”. (LS58).
El mundo necesita gente comprometida en el bien común, en la distribución justa de la riqueza, en la promoción de un consumo responsable y sostenible, en una cultura del cuidado en vez de una cultura del descarte.
“Ha llegado la hora de la acción, la hora de ponernos mano a la obra para erradicar de una vez por todas la miseria y el hambre en el mundo, Es la hora de actuar, de poner en práctica lo que llamamos obras de misericordia: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento”. (Monseñor Fernando Chica, Observador Permanente de la Santa Sede ante los organismos de Naciones Unidas para la alimentación).
Igualmente se presentó el proyecto 2017 ubicado en el estado de Maharashtra (India) y en el que solicitan la ayuda de Manos Unidas para llevar a cabo programas de formación para 120 jóvenes en costura, otros 120 en informática, así como, para 1800 mujeres en programas de generación de ingresos y otra 1.200 en programas de salud, higiene y derechos. Los beneficiarios directos son 3.300 y los indirectos 13.100.
En el acto también participaron la Delegada Diocesana de Manos Unidas de Jaén, Lola González y la Secretaria, Capilla Carmona. La Delegada manifestó su agradecimiento por haberlas hecho partícipes de este encuentro y animó a todos a continuar colaborando con Manos Unidas en esta tarea de luchar contra el hambre en el Tercer Mundo, así mismo alentó a la Subdelegación de La Carolina a continuar con entusiasmo en la construcción de un mundo más humano.
Posteriormente se compartió un pan y aceite donados por dos panaderías de la localidad en un ambiente fraterno.
Pedro Fº. Criado Menor
Manos Unidas La Carolina