La Pastoral Penitenciaria celebra la convivencia diocesana
30 septiembre de 2016El pasado domingo, 25 de septiembre, la Delegación Diocesana de Pastoral Penitenciaria celebro su XX CONVIVENCIA DIOCESANA; a la convocatoria acudieron internos del Centro Penitenciario, familiares de los mismos, antiguos internos, voluntarios que semanalmente imparten cursos en el Centro, colaboradores que a lo largo del año organizan en sus parroquias, cofradías, y otros grupos convivencias con reclusos, y en general, amigos que nos ayudan de una forma u otra; en total nos reunimos 130 personas. Este año, también se incorporaron los seminaristas.
El Sr. Vicario General, en representación del Sr. Obispo, ausente en Roma, nos animó a seguir trabajando en unión con la iglesia diocesana. El Sr. Director de Centro Penitenciario también pasó con nosotros un tiempo, exponiendo los proyectos para este año seguir facilitando la preparación a la libertad de quienes cumplen condena en Jaén. También se hizo presente el nuevo Rector del Seminario, ofreciendo sus servicios a los presentes y animando a los seminaristas a conocer este campo de la pastoral diocesana.
El día entero se ocupó con intervenciones de varios internos, contando sus experiencias de haber recuperado la fe, las relaciones con la familia, la propia autoestima, la esperanza sobre su futuro durante el tiempo de cumplimiento de la condena; los que pasaron por el Centro y ahora disfrutan de libertad contaron los avatares y triunfos hasta situarse en una vida libre de condenas, de adicciones, de pasado que lastra el presente.
El Delegado dio pistas para reconocer que el amor, que Dios siente por los encarcelados, ha sido derramado en los corazones de quienes los acompañamos para que también nosotros los derramemos sobre ellos.
La voluntaria más antigua del grupo (lleva 34 años visitando la cárcel) contó el secreto de su permanencia alegre en este campo pastoral, salpicando su relato con anécdotas de tantos años.
La eucaristía fue el tiempo fuerte de experimentar que “los cielos nuevos y tierra nueva”, que “la nueva Jerusalén que desciende del Cielo”, anunciada en el Apocalipsis, ya está llegando a la tierra, lo notábamos.
Terminamos conscientes todos llevábamos dentro el Amor de Dios para que nosotros lo derramemos sobre todos, especialmente sobre quienes carecen de los signos diarios de amor por su situación de privación de libertad.
Demos gracias a Dios porque su misericordia llena la tierra, de ello somos testigos los que estuvimos en la XX CONVIVENCIA DIOCESANA DE PASTORAL PENITENCIARIA.