La asamblea diocesana cierra un curso en el que el discipulado y la vocación esperanzada han ensanchado el corazón de los jiennenses
16 junio de 2025
Calor fuera y dentro del salón de actos de la Casa de la Iglesia. El del exterior, el propio meteorológico, y el de dentro que emanaba de los corazones de las personas congregadas, que querían reflexionar sobre el trabajo emprendido por la Iglesia de Jaén a lo largo de este curso que ha estado apoyado en dos pilares, el discipulado y la vocación, todo ello salpicado por el jubileo de la esperanza.
Convocados a las 9:30 horas, poco a poco se fue llenando el salón de actos de la Casa de la Iglesia, para empezar a las 10 con la oración. En esta ocasión, con música en directo de los componentes del sonido de Betania. Después de poner la asamblea bajo la protección del Señor y descargar en Él las fatigas diarias, comenzó propiamente el trabajo, que en esta ocasión ha estado dirigido por dos presentadores, el director de Comunicación de Cáritas Jaén, Ángel González y la responsable de Comunicación de la Diócesis.

Intervención del Obispo
El primero en tomar la palabra fue el Obispo, Don Sebastián Chico Martínez, que quiso agradecer la presencia de tantas personas comprometidas con la Iglesia y que acudían hasta Jaén procedentes de todos los rincones de la geografía diocesana. “Gracias por vuestra presencia, por vuestro compromiso y por el amor que ponéis al servicio de esta Iglesia de Jaén, cuerpo vivo de Cristo en nuestra tierra. Es un motivo de profunda esperanza vernos reunidos como Iglesia particular, en representación de las parroquias, movimientos, comunidades religiosas, delegaciones, cofradías y servicios diocesanos”. Después, y haciendo alusión al lema del Plan de Pastoral, Algo nuevo está brotando, ¿no lo notáis?” (Is 43,18), el Obispo habló de ese cambio que ya se percibe: “Es indudable que algo nuevo está pasando en nuestra Diócesis, aunque a alguna gente le cueste trabajo verlo. Y eso que está pasando es cosa de Dios y de su Espíritu que anima los corazones, ilumina las mentes y pone a trabajar las manos. Hay mucha gente aportando, desde su pobreza, lo que puede; algunas veces, más de lo que razonablemente puede, como la viuda del Evangelio, que echó en el arca de las ofrendas “toda su vida” (Mc 11,44)”. A continuación explicó que este segundo curso del cuatrienio ha estado dedicado al discipulado, con el que se ha tratado de ofrecer “itinerarios y procesos en los que los que se han encontrado con el Señor y quieren seguirlo puedan madurar su fe, afianzar su pertenencia a la comunidad parroquial, tomar conciencia del misterio de Cristo celebrado en la oración cristiana y en los sacramentos, y vivir según el criterio del Evangelio, dando testimonio en la vida ordinario, con palabra y con obras. Por otra parte, en Madrid se celebró el pasado mes de febrero el Congreso de Vocaciones, un encuentro para recordarnos que, si buscamos un sentido para nuestras vidas, Cristo y su Evangelio pueden ser una orientación definitiva para nosotros. Un nutrido grupo de gente de nuestra diócesis participó en el Congreso, y queremos hacer eco de él aquí en nuestra Iglesia local”.
Para concluir, Don Sebastián animó a los presentes a no perder ni las fuerzas ni las esperanzas, a pesar del duro curso de trabajo intenso y a confiar en el Señor como fuente y meta de todo lo que se lleva a cabo. “Este curso ha sido duro. Llegamos con el polvo del cansancio, del esfuerzo, pero con la alegría de haber caminado juntos, de “haber discipulado”. Por eso os agradecemos que hayáis hecho el esfuerzo de estar aquí un año más. Sabemos que vais a disfrutar. Que lo que en los salones se diga y en los grupos pequeños se hable no os va a dejar indiferentes. Y que cuando esta Asamblea acabe, os vais a llevar a casa y a vuestra parroquia mucho que contar y que compartir”.

Discipulado
El siguiente momento de la jornada fue el de, por grupos, ofrecer dos charlas breves. Para los niños estuvo a cargo del Seminarista, Salvador Fernández; el de jóvenes a cargo de Mª Jesús, miembro del equipo Rise-Up. La charla de adultos estuvo a cargo del Provicario Gral. y director del Instituto San Eufrasio, D. José Antonio Sánchez Ortiz. El ponente captó rápidamente la atención de las personas congregadas con sus palabras a cerca del Discipulado. En veinte minutos supo desgranar de una forma amena y didáctica las características de los discípulos. A través de cinco claves, que él asoció a cada uno de los dedos de una mano, habló de “llamada”; de “escucha de esa llamada”; “de conversión”; “de renuncia” y “de cruz”. Su propuesta, arrancó el aplauso del público, que después trabajaron esta propuesta en grupos reducidos.

Vocación
Tras el café, regresaron a sus grupos por edades para hablar de Vocación. En este caso, fue el Vicario General y de Evangelización, D. Juan Ignacio Damas el encargado de hablar sobre este tema transversal en la vida humana y espiritual. A través de catorce perfiles vocacionales, D. Juan Ignacio propuso que todos tenemos dentro de la Iglesia una vocación que por un lado nos plenifica y por otro nos pone al servicio del otro. Toda vocación, explicó. está muy bien dibujada en la Sagrada Escritura: “situación de la persona, encuentro con el Señor y respuesta persona; teofanía; respuesta positiva de la persona a llevar a cabo su misión. Al mismo tiempo, fue presentado diversos personajes del Antiguo Testamento y cuál era su vocación para despertar en los presentes esa búsqueda de cuál era su rol por desempeñar atendiendo a la llamada de Dios.
Antes de finalizar la mañana, de nuevo en el salón de actos, se hizo un repaso por las líneas generales de las dos ponencias ofrecidas. Y se leyeron las palabras que más habían compartido los asistentes y que les significaban más dentro de la vocación y del discipulado.

Tras el almuerzo, los asistentes a la asamblea participaron en un concierto del grupo “El Sonido de Betania”, grupo católico diocesano de reciente creación surgido de la adoración eucarística “Face to God”. Sobre el escenario de la Casa de la Iglesia, interpretaron un amplio repertorio de canciones, algunas de ellas propias, que ayudaron a reflexionar y a compartir la alegría del Evangelio.
También arroparon con su música cuatro testimonios de laicos jiennenses, que compartieron cómo viven su discipulado desde distintas realidades. Así, Amor Marcos, de la comunidad parroquial de San Félix de Valois, compartió una reflexión sobre su servicio de ministra extraordinaria de la Eucaristía y de cómo éste la ha ayudado a profundizar en su fe y la ha acercado a personas enfermas y necesitadas a las que da la comunión. El presidente de Acción Católica General en la Diócesis de Jaén, José Ibáñez, desgranó en su testimonio de cómo, a lo largo de su trayectoria profesional como enfermero, hizo presente a Cristo en cada persona atendida y en cada compañero. Relató emocionado momentos de dificultad, como los vividos en la pandemia de la Covid-19, de los que, a pesar de los obstáculos, su fe salió finalmente reforzada. El tercer testimonio fue compartido por Pablo y Celia, un joven matrimonio que espera ya la próxima llegada de su primer hijo. Repasaron cómo han sentido y sienten la presencia de Cristo en su historia de amor y de cómo los asiste ante cada dificultad que se les ha ido presentado. Finalmente, las hermanas Camino y Covadonga Damas, con un simpático diálogo, expresaron cómo, desde su adolescencia, se sienten discípulas amadas por el Señor en su familia, como monaguillas en la parroquia de San Bartolomé de Jaén, en los grupos Kairós y en sus sesiones en torno a la serie “The Chosen”.

Al término del concierto, el Vicario General de la Diócesis de Jaén, D. Juan Ignacio Damas, tuvo palabras de agradecimiento a los participantes en la Asamblea, así como para todas aquellas personas que se han implicado en la organización. A todos ellos deseó un buen descanso durante el paréntesis estival y los emplazó a encontrarse con fuerzas renovadas en el nuevo curso.
Finalmente, el Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico, clausuró la asamblea. Tuvo palabras de gratitud y dijo sentirse emocionado por lo experimentado no solo durante esta jornada de encuentro y reflexión, sino durante todo el curso que ahora se clausura. Se mostró muy orgulloso de todas las realidades que conforman la Iglesia de Jaén y animó a continuar en esta senda de trabajo y compromiso. Su bendición puso el punto final al encuentro.