La Iglesia de Jaén recuerda y pide por el alma de los sacerdotes difuntos
8 noviembre de 2024El Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de Jaén ha acogido, a las 13 horas, como se hace cada mes de noviembre, una Eucaristía de sufragio por el alma de los sacerdotes difuntos en los últimos 12 meses.
Una celebración presidida por el Obispo, Don Sebastián Chico Martínez, y que han concelebrado una veintena de sacerdotes de la Diócesis, además del Provicario General, D. José Antonio Sánchez, y el Delegado del Clero, D. Raúl Contreras.
Asimismo, han participado los seminaristas, los miembros de la curia diocesana y familiares y amigos de los sacerdotes a los que se han recordado.
Homilía
En su predicación, Monseñor Chico Martínez ha querido explicar que «esta Eucaristía es un homenaje agradecido a quienes entregaron su vida al servicio de Dios y de su pueblo, llevando en sus corazones el amor del Buen Pastor. A través de su ordenación, cada uno fue unido a Cristo y recibió el Don de la Caridad Pastoral, dedicando su vida a guiar y acompañar a los fieles».
Después ha querido tener un recuerdo particular hacia los presbíteros fallecidos durante el último año: D. Luis María Juárez Montilla, D. Juan José Juárez Casado, D. Francisco de la Torre Tirado, D. Manuel Bueno Ortega, D. José Luis Cejudo Moreno, D. Leonard Djela Ompola y D. Tomás Colmenero Jiménez.
Asimismo, Don Sebastián ha querido agradecer a Dios la entrega y el sacrificio de estos sacerdotes «que, día a día, vivieron su vocación con humildad y dedicación. Su vida fue un “rosario continuo de actos de servicio y amor al prójimo”: celebraciones eucarísticas, confesiones, visitas a enfermos, y tantos gestos que fortalecieron la comunidad». Para continuar: «el ejemplo de estos sacerdotes nos llama a renovar nuestro compromiso de orar por nuevas vocaciones. Que su legado inspire a nuestra comunidad a apoyar y valorar el ministerio sacerdotal, tan necesario para el Pueblo de Dios».
El Pastor quiso culminar sus palabras confiando en la intercesión de la Virgen María para que «nuestros hermanos sacerdotes difuntos gocen ya de la visión eterna de Cristo resucitado. Que el deseo de Jesús, “Padre, quiero que donde yo estoy, estén también conmigo los que tú me diste”, se haga realidad para ellos en el cielo. Y que, al recordar sus vidas y su servicio, nosotros también seamos renovados en nuestra fe, siguiendo el ejemplo de entrega y amor que nos dejaron».
Tras impartir la bendición final, Don Sebastián ha querido tener unas palabras de cariño con todos los familiares y amigos de los sacerdotes difuntos allí presentes.
La celebración eucarística culminaba entonando un canto mariano.