La Diócesis peregrina a Caravaca de la Cruz en su Año Jubilar
21 octubre de 2024Este fin de semana, 150 jiennenses, provenientes de muchos rincones de la geografía diocesana, peregrinaron hasta Caravaca de la Cruz junto al Obispo, Don Sebastián, para ganar el Jubileo en este año de la reliquia de la Vera Cruz.
La peregrinación, promovida por la Delegación diocesana de Turismo y Peregrinaciones, salía de Jaén el pasado viernes con destino a la localidad de Murcia. Allí pudieron disfrutar de la visita a la Catedral, al Gran Casino, así como otros atractivos de esta bella ciudad.
Ya, el sábado, 19 de octubre, los peregrinos partieron hacia Caravaca de la Cruz. Allí, iniciaron el recorrido en la iglesia de El Salvador, donde dio comienzo la Estación Jubilar. El Prelado jiennense, natural de Murcia, junto a los peregrinos fueron acogidos en este último tramo antes de llegar a la Basílica de la Vera Cruz. Con un breve rito de introducción y de la liturgia jubilar, así como el envío, el Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, tomó la cruz en nombre de los fieles que lo acompañaban para realizar a pie el tramo que separa a esta parroquia de la Basílica.
Ya, en el exterior, se celebró la Eucaristía del peregrino, presidida por Monseñor Chico Martínez y concelebrada por sacerdotes de la Diócesis de Cartagena.
Homilía
Don Sebastián comenzó sus palabras agradeciendo la acogida a los peregrinos por parte del Vicario y del Rector del Santuario, para, después recordar la tradición unida al Lignum Crucis: “Nos encontramos en uno de los santuarios más importantes de la cristiandad. Según la tradición, la Vera Cruz de Caravaca es una reliquia traída milagrosamente por dos ángeles en el siglo XIII para que un sacerdote pudiera celebrar la Eucaristía en tiempos de persecución. Desde entonces, esta cruz ha sido objeto de veneración y ha atraído a millones de peregrinos a lo largo de los siglos. La Cruz aquí venerada no es solo símbolo de sufrimiento, sino que es, sobre todo, fuente de salvación y vida”.
De igual modo, el Prelado del Santo Reino quiso recordar lo que en la vida de un cristiano significa la cruz: “La Cruz es pues la manifestación suprema del amor de Dios hacia toda persona humana y hacia la creación entera. En la Cruz, Cristo nos manifiesta que Dios es Amor: un amor compasivo y misericordioso, eternamente fiel a sí mismo y a sus creaturas. Por su Cruz hemos sido salvados. El instrumento de suplicio se ha transformado en fuente de vida, de perdón, de misericordia, signo de reconciliación y de paz.
En este sentido, Monseñor Chico subrayó que “La Cruz de Cristo nos enseña a abrazar nuestro sufrimiento con esperanza, sabiendo que la cruz no es una derrota, sino la victoria definitiva del amor. La cruz de Cristo es donde Dios ha abrazado al mundo, y es desde la cruz que el amor triunfa sobre el mal”.
Para concluir sus palabras, el Obispo de Jaén quiso que todos los peregrinos fueran conscientes de aprovechar ese tiempo de gracia que supone un Jubileo, para renovar la esperanza, la alegría, ser perdonados y seguir el camino siendo luz y sal para otros: “Queridos hermanos, el cauce de la vida de Jesús, su continuidad en el mundo, es la verdad profunda de la Iglesia. Vivir en ella requiere la conversión bautismal, la confianza obediente en Dios y el amor verdadero y efectivo a los hermanos. Vivir así es creer de verdad. Los que creen en Jesús con esta autenticidad tienen ya en su corazón la salvación de la vida eterna, y la gracia necesaria para que, siendo instrumentos de ella, poder alargar y alcanzar con la mano de nuestra vida, de nuestro testimonio, de nuestras palabras y actos, a aquellos que sufren y necesitan la salvación, curar sus heridas, alcanzar la paz de sus vidas, sentir la misericordia del Padre que espera, y sentir la alegría de ser ya partícipes de la vida eterna”, sentenció.
Los peregrinos fueron bendecidos con la reliquia y al concluir la celebración eucarística, los peregrinos veneraron la Cruz de Caravaca, que contiene un trozo del Lignum Crucis.
El último día y antes de partir de regreso, los peregrinos visitaron Cartagena y los lugares más emblemáticos de la ciudad, como el Teatro romano o el Museo Naval, con el que se puso el punto y final a esta peregrinación diocesana.
Galería fotográfica: Peregrinación diocesana a Caravaca de la Cruz