Tres Seminaristas son admitidos a las Sagradas Órdenes
5 diciembre de 2022El pasado 4 de diciembre, segundo domingo de Adviento, recibían la admisión a las Sagradas Órdenes tres seminaristas: Jesús Marchal, de la parroquia de la Asunción de Martos; José Extremera, de parroquia de Santa Marta de Martos; y Guillermo Ballesteros, de la parroquia de San Francisco de Asís de Villacarrillo.
La multitudinaria celebración, tuvo lugar a las 18 horas en la Capilla Mayor del Seminario. Estuvo presidida por el Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, y concelebrada por el Provicario General, D. José Antonio Sánchez Ortiz; el Rector, el Vicerrector y otros formadores del Seminario; así como por los párrocos de las comunidades de los tres seminaristas y otros sacerdotes diocesanos.
También, quisieron acompañar a los seminaristas sus familiares, amigos y algunos miembros de sus comunidades parroquiales.
Las lecturas, ofrendas y oración de los fieles fueron participadas por las familias de Jesús, José y Guillermo. El Evangelio fue proclamado por el Rector, D. Juan Francisco Ortiz.
El acompañamiento musical corrió a cargo del Coro de la parroquia de Santa Marta de Martos.
Homilía
El Obispo quiso comenzar su homilía dirigiéndose a Jesús, José y Guillermo para recordarles el gozo que supone para la Iglesia de Jaén que hayan respondido a la llamada del Señor. “Nuestra Iglesia diocesana de Jaén siente un gran gozo, pues sois el fruto de la oración de petición «al dueño de la mies para que envíe obreros a su mies». Damos gracias a Dios y lo bendecimos por vuestras vidas y por la respuesta que estáis dando a su llamada”. Y añadió: “este hermoso momento, que vamos a vivir esta tarde, se enclava en el tiempo del Adviento, gran símbolo litúrgico, que significa la vida entera del Pueblo de Dios, y de cada uno de nosotros, en la medida en que ha de convertirse en una peregrinación que nos lleva al encuentro del Señor que viene. Símbolo, también, de vuestra preparación para, llegado el momento, uniros y configuraros definitivamente con Jesucristo sacerdote, cabeza, siervo, pastor y esposo”.
Igualmente, Don Sebastián quiso animarlos en el nuevo camino que comienzan. Un camino “hermoso y apasionante”. En este sentido quiso agradecerles su entrega y recordarles que es el Espíritu Santo el que los impulsa y mantiene en su decisión. “No olvidéis que estáis “fortalecidos por la íntima actuación del Espíritu Santo”. Actuación que se supone ya en vosotros, de una manera especial en este momento. Pero, también, este rito la ofrece, la incrementa, porque es el mismo Espíritu Santo el que impulsa y sostiene vuestra decisión. Acción del Espíritu Santo que experimentaréis como fortaleza íntima, de manera que la decisión de “entregarse al servicio de Dios y de los hombres”, que supera las fuerzas humanas, sólo puede proceder del Espíritu de Cristo que a Él también le consagró totalmente para dedicarse a los asuntos de su Padre. ¡Gracias queridos hijos, por vuestra entrega y vuestro compromiso!”
Asimismo, el Pastor quiso pedir a la la Virgen María, por estos tres jóvenes, “para que prepare su corazón, espíritu y mente para que sean grandes sacerdotes dignos de su Hijo, dignos del Pueblo de Dios”. Y culminó pidiendo, además, por todas las vocaciones, especialmente por las vocaciones al sacerdocio. “Le pedimos que haga el milagro de multiplicar las vocaciones para el ministerio sacerdotal en nuestra diócesis de Jaén”. “Y pedimos, también, para que todos vosotros encontréis el camino de vuestra vocación, el que sea, para que tengáis la felicidad y certeza de vivir siempre y hacerlo en la respuesta generosa dada al Señor, que viene a nuestras vidas”.
Admisión a las Sagradas Órdenes
Tras la homilía, Jesús, José y Guillermo, que se encontraban sentados junto a sus familias en los primeros bancos, fueron llamados al altar por el Rector del Seminario. Allí, los presentó ante el Obispo como candidatos aptos para ser admitido en las Sagradas Órdenes. Posteriormente, los tres seminaristas manifestaron, ante el Obispo, el deseo de seguir formándose y preparándote debidamente para recibir, en el momento oportuno, el orden sacerdotal y poder, así, desempeñar con dignidad ese ministerio que la Iglesia les confía.
Tras la bendición final, el Obispo quiso felicitar a los tres jóvenes, a sus familias y sus comunidades parroquiales, a la vez que pedía oraciones por ellos y por las vocaciones al sacerdocio. Palabras que fueron acogidas con un emotivo aplauso.
La celebración eucarística concluyó con el canto a la Virgen y una foto de familia.