Encuentro Nacional del Diaconado Permanente
20 diciembre de 2013 Del jueves 5 al domingo 8 de diciembre de 2013, Diáconos permanentes de toda España, junto con sus esposas, participaron en el XXVIII Encuentro Nacional del Diaconado Permanente. El encuentro tuvo lugar en el Centro Diocesano de Espiritualidad de Valladolid. Han sido días de trabajo y reflexión sobre el lema “Llamados a servir”, para que sean verdaderos servidores humildes de la Iglesia y representación sacramental de Cristo Siervo entre nosotros.
Junto con algunos responsables nacionales y diocesanos del secretariado, se reunieron casi un centenar de diáconos permanentes llegados de todas las regiones españolas así una como representación de Italia donde ya son más de cuatro mil los diáconos permanentes. En España acabamos de llegar a los 400 y ya está instaurado en el 75 % del total de las diócesis.
Nuestra Diócesis ha estado representada por D. Juan García Carrillo y D. Manuel García Muñoz, sacerdotes responsables de la formación para el diaconado permanente, acompañados por D. Andrés Borrego Toledano como diácono permanente.
Hubo tres intervenciones, la primera de Mons. D. Bernardo Álvarez, Presidente del Comité para el Diaconado Permanente de la CEE y Obispo de Tenerife titulada “Los diáconos, sacramento de Cristo servidor: principios e implicaciones”, seguida de la de Mons. D. Ricardo Blázquez Pérez, Arzobispo de Valladolid y Vicepresidente de la CEE, titulada:”La vocación al Diaconado Permanente”, finalizó las intervenciones el director del Secretariado de la Comisión Episcopal del Clero de la CEE D. Santiago Bohigues Fernández con la ponencia: “Las cuatro dimensiones de la formación para el diaconado permanente”.
El Catecismo de la Iglesia Católica dice “Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad” (1570).
En una declaración conjunta de las Congregaciones romanas del Clero y Educación Católica en 1998, se decía “El Diaconado permanente, restablecido por el Concilio Vaticano II en armonía con la antigua Tradición y con los auspicios específicos del Concilio Tridentino, en estos últimos decenios ha conocido, en numerosos lugares, un fuerte impulso y ha producido frutos prometedores, en favor de la urgente obra misionera de la nueva evangelización”.
Andrés Borrego Toledano