Monseñor Rodríguez Magro abre la primera sesión de la asamblea de Delegados diocesanos, dedicada al Centenario del Nacimiento del Beato Lolo

18 mayo de 2021

Tras su aplazamiento en el pasado mes de enero, de nuevo la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS) ha convocado del 17 al 19 de mayo su Asamblea anual de Delegados Diocesanos, que está lugar en el Aulario Papa Francisco de Madrid. El tema del encuentro en esta edición es “Retos de la comunicación de hoy: la exigencia y el compromiso de comunicar la verdad”.

La primera sesión se ha dedicado al Centenario del Nacimiento del Beato Manuel Garrido, Lolo. Nuestro Obispo, Don Amadeo Rodríguez Magro, hacía una bella semblanza sobre el Beato periodista en la que procuró explicar  “cómo se fue fraguando una vida que siempre manifestaba el brillo divino de la gracia”.

Así, el Obispo de Jaén explicó que todo en Lolo sucede en una relación de intimidad con el Señor, como un discípulo que sigue a Cristo y está con él. “Su discipulado se iba manifestando en la misión que tuvo que ir asumiendo a lo largo de todas las etapas circunstancias y momentos de su vida. Lolo en efecto, vivió toda su existencia, lo decimos con palabras de hoy, como un auténtico discípulo misionero”. Y añadió: “Esa tarea misionera y solidaria la hacía estando muy atento a lo que sucedía a su alrededor, que siempre, incluso en su infancia, le exigía opciones profundas. Nunca estuvo ajeno a los signos y circunstancias de su tiempo: ni en lo social y político, ni en los problemas y pobrezas, ni en los gozos y dificultades”.

Asimismo, Don Amadeo señaló que Lolo fue fue un niño santo, un adolescente y joven laico cristiano militante. “Lolo creció en unas difíciles condiciones de vida y en ellas se forjó su fortaleza humana y espiritual. Por todo lo vivió en su adolescencia y juventud se convirtió para muchos en un acompañante y en un líder admirable de otros jóvenes cristianos. Este periodo fue para Lolo y para los jóvenes de Acción Católica un tiempo martirial. Ya, desde entonces, atrae en él de un modo especial, el tono vital de su existencia, que nunca estuvo marcado por la tristeza, sino por la alegría; no por el llanto, sino por la iniciativa apostólica; no por la soledad, sino por la comunicación y la amistad con todos: grandes y pequeños, sanos y enfermos, pobres y ricos. La suya fue «una existencia de auténtica santidad evangélica», decía el cardenal Amato en la homilía de su Beatificación”.

Monseñor Rodríguez Magro continuó subrayando que a los veintidós años empieza para Lolo una nueva forma de vida. “Fue entonces cuando emprende una peregrinación por los hospitales de Madrid, hasta que definitivamente, en abril de 1944, se ve obligado a volver a su casa, para comenzar los 28 años de silla de ruedas, con una invalidez total y progresiva que culmina en la ceguera en los últimos nueve años”. Sin embargo eso no le impidió seguir ejerciendo el periodismo “en la invalidez y en la ceguera se acercaba a todo, lo veía todo con una extraordinaria facilidad. Sabemos que Lolo estaba presente allí donde había una noticia que dar y una reflexión que ofrecer”, añadió Don Amadeo.

Igualmente, el Obispo afirmó que Lolo era un joven “que vivió una profunda espiritualidad cristiana, y que se iba enriqueciendo a medida que cambiaban sus condiciones vitales, cada vez más duras. La Eucaristía era para Lolo el secreto de su fortaleza interior”. “Enfermo y escritor fueron los dos servicios que ofreció en los últimos días de su vida. Su espiritualidad era también muy mariana. Lolo vive con profundidad la maternidad espiritual de la Santísima Virgen y siempre se sentía bajo su mirada amorosa”.

Finalmente, abordó su faceta como periodista y escritor. “Enfermo y escritor fueron los dos rasgos que caracterizaron su santidad en los últimos días de su vida. Lolo encontró en la escritura y el periodismo un cauce de expresión y comunicación de lo que vivía y sentía. En más de trescientos artículos y nueve libros, en los que se irradia, en belleza, el amor de Dios y la alegría del Evangelio, se muestra como un verdadero modelo de escritor y periodista cristiano”.

Para culminar el Prelado añadió: “En este año, del centenario de su nacimiento, queremos decir a todos que Manuel Lozano Garrido, Lolo fue un santo niño; un santo joven militante cristiano; fue un estudiante ejemplar y un trabajador responsable; fue un escritor y periodista que tenía clavado en su frente el lucero de la verdad y lo bruñía a todas horas; y fue un enfermo que sazonaba sus dolores con la alegría que manaba del corazón de Cristo. Es por eso que la Iglesia de Jaén quiere que Lolo siga atrayendo; por eso propone en este foro, desde el que la Iglesia comunica y abre tantas puertas para el bien, la verdad y la belleza, que se dé a conocer a este joven santo. Es mucho lo que se puede aprender de él. Si me lo permitís, os diré: la amistad con “Lolo” reconforta, llena de Dios y nos enseña a amar al ser humano.  Muchas gracias”.

Conferencia de María Solano
Por su parte, María Solano, decana de Comunicación del CEU San Pablo y autora de la única tesis doctoral sobre Manuel Lozano Garrido, desglosó la ejemplaridad como comunicador del Beato periodista.

Así, Solano mostró a un periodista puro a muchos de los asistentes. Así, comenzó explicando que se propuso hacer la tesis para demostrar que «se puede ser santo y periodista al tiempo». Subrayó, además, el perfil puramente periodístico del Beato que ella había descubierto al estudiar sus más de 700 artículos. La labor periodística de Lolo se desarrolló profundamente a través de estos artículos y reportajes con los que ingresaba dinero para poder ayudar en casa, pero a la vez, Lolo desarrolló a través del periodismo su vocación auténtica que era la de comunicador, todo ello a pesar de su enfermedad incapacitante. Su exposición culminó con el decálogo del periodista q escribió Lolo y, posteriormente, se ofreció un tiempo de coloquio.

Descargar semblanza del Obispo sobre el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo

 

 

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