Primeros pasos del Proyecto Raquel en nuestra diócesis
25 septiembre de 2013 Este fin de semana, organizado por la Delegación Episcopal de Pastoral Familiar y Defensa de la Vida y el Centro de Orientación Familiar, con la asistencia de una treintena de participantes ha tenido lugar el primer curso de capacitación del Proyecto Raquel en nuestra Diócesis.
Los grandes proyectos se logran con pequeños pasos. Y gracias a María José Mansilla, esposa, madre de dos hijos y coordinadora y presidenta nacional de Spei Mater, asociación provida de la Iglesia Católica española, y el padre Jesús Chavarria Ibañez, sacerdote diocesano de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Licenciado en Teología Espiritual y Litúrgica y padre espiritual del movimiento, hemos podido dar un paso más para la implantación del Proyecto Raquel en nuestra tierra.
María José Mansilla nos recordó que el proyecto nació en 1984 en Estados Unidos, desde donde se ha extendido a otros países, entre ellos Argentina, gracias al apoyo del entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, que siempre se ha caracterizado por su firme defensa de la vida y su rotunda condena del aborto, pero siempre desde la misericordia hacia las mujeres que han pasado por ese trance. En España la asociación pública de fieles Spei Mater tiene encomendado el impulso y desarrollo del Proyecto Raquel, a instancia del obispo José Antonio Reig Pla, que preside, desde 1999, la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida en la Conferencia Episcopal Española.
Para la mayoría de las mujeres, las secuelas del aborto no es solo una patología física, sino también de pena y culpa, aunque en las primeras etapas, les sea muy difícil reconocerlas. Estos sentimientos necesitan sanación espiritual y psicológica. Ambos aspectos deben ser abordados en el proceso de curación. El dolor y la culpa son reacciones normales de una mujer que ha perdido a un hijo o hijos. Ella puede experimentar este dolor inmediatamente después de su aborto, o puede no llegar a padecer este dolor en muchos años, cuando un «incidente desencadenante» de repente la hace consciente de su necesidad de curación. Es entonces cuando y donde la Iglesia tiene que estar preparada para ella, por eso el Proyecto Raquel se encuentra en el corazón de la Iglesia, para ayudar a sanar esas heridas.
Por su parte, el padre Jesús Chavarria destacó que «el Evangelio es para todos, sobre todo para los pobres y necesitados», y puntualizó que «no se trata de condenar a las personas que han abortado, sino de acompañarlas en el dolor». El nombre de este proyecto está tomado de un pasaje de la Biblia, del profeta Jeremías: “Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven. Dice el Señor: Deja ya tus lamentos de tristeza, enjuga las lágrimas de tus ojos. El dolor que has sembrado tendrá su recompensa (…) Hay esperanza en tu futuro, dice el Señor” (Jeremías 31, 15-17). Así el Proyecto Raquel, ministerio post-aborto de la Iglesia Católica, es una red de consejeros, incluyendo sacerdotes, laicos que brindan atención pastoral a los que sufren después de participar en un aborto, también incluye otros recursos, pero es principalmente una red de sanación que une a los necesitados de acompañamiento con los sacramentos.
Nos inspiran y nos sirven de aliento las palabras que pronunció nuestro Papa Francisco en el Ángelus del pasado 15 de septiembre. «… la misericordia es la verdadera fuerza que puede salvar al hombre y al mundo del “cáncer” que es el pecado, el mal moral, el mal espiritual. Sólo el amor llena los vacíos, los abismos negativos que el mal abre en el corazón y en la historia. Sólo el amor puede hacer esto. Y ésta es la alegría de Dios».
Con los ánimos de nuestro Obispo, que se hizo presente, de varios sacerdotes que nos acompañaron y las oraciones de todos seguiremos paso a paso por este camino, apenas iniciado, para que pronto el Proyecto Raquel sea una realidad en nuestra diócesis.