Los sacerdotes mayores, protagonistas de la felicitación diocesana al Obispo

Cada año, y en los días previos a la Navidad, la Casa de la Iglesia acoge la tradicional felicitación al Obispo.

Un encuentro de la Curia, la comunidad del Seminario, los presbíteros de la residencia sacerdotal, así como todos los fieles diocesanos, congregaciones religiosas y movimientos que quieren unirse a la celebración de la Navidad junto al Obispo.

Cada año se elige una realidad diocesana para que sea la que felicite en nombre de toda la Iglesia de Jaén al Prelado. En este caso, han sido los sacerdotes mayores los encargados de felicitar a Don Sebastián, enmarcado en la apuesta que desde el Obispado se está haciendo por la residencia sacerdotal como lugar de encuentro y acogida de los curas que debido a la edad quieren pasar el último tramo de su vida viviendo en comunidad y arropados por otros sacerdotes jubilados.

Los encargados de hablar en nombre de los sacerdotes más veteranos han sido, D. Enrique Cabezudo y D. Melitón Bruque.

En sus palabras, Enrique Cabezudo ha recordado a los compañeros que este año han partido a la Casa del Padre, para después apelar a la alegría y compartir con todos los presentes que hay motivos para la esperanza. “No me han pedido que venga aquí a cantar tristezas, sino a dar parabienes y hay motivos para ello. Los hay en lo material pues creo que tenemos que felicitarnos de muchos acontecimientos y logros que la diócesis ha experimentado durante este año y muy en especial por el desarrollo institucional administrativo y asistencial de la residencia Manuel Basulto, integrada en la casa de la Iglesia en la que nos encontramos. Los hay también por el seminario y el centro de estudios que mantienen su vitalidad y siguen creciendo en alumnos que nos llenan de esperanza y dan un tono de alegría especial a esta casa. Los hay y no abundo en más temas en la reorganización continua de la diócesis que busca adaptarse a las duras situaciones que impone nuestro tiempo”.

Melitón Bruque ha apelado al misterio del nacimiento del Mesías como el acontecimiento que nos reconcilia como hombres con Dios: “Celebramos el gran acontecimiento de la historia en el que Dios toma la naturaleza humana y crea el HOMBRE NUEVO haciéndolo hijo suyo. Jesús es la imagen visible de este hombre nuevo. Dios se ha bajado, ha tomado nuestra naturaleza, nos ha hecho partícipes de su Espíritu y se ha quedado a vivir con nosotros. Desde ese momento, ni a Dios se le puede mirar de otra manera ni al hombre tampoco. Este misterio, junto con la Eucaristía, que es el máximo grado de encarnación, es donde se apoya nuestra fe y nuestra existencia. A partir de ahí, se ilumina todo y se engarzan todas las consecuencias de la Encarnación”.

A la vez, ha querido recordar la misión como cristianos de cada uno de los presentes “Deseamos que nuestras vidas, nuestras actitudes fraternas, nuestra práctica del amor expresado en el servicio, la defensa de la verdad y de la justicia… presenten al mundo en general y a nuestra diócesis en particular una imagen luminosa de un cuerpo sin fisuras ni heridas, unido a su cabeza con la amalgama del amor y la justicia, de forma que, con Cristo a la cabeza, seamos durante los 365 días del año que vamos a comenzar, la estrella que guíe a los que andan buscando y desean encontrarse con nuestro Salvador. Usted es la cabeza de este cuerpo de colaboradores que no es sino una parte del cuerpo más grande que es la iglesia de Jaén”.

Por su parte, el Obispo ha querido agradecer su entrega vital por el Evangelio, “Nuestra Iglesia es afortunada por contar con tantos sacerdotes que han desgastado, donado y entregado su vida por Jesucristo y por los hermanos. Lo han hecho con ardor evangélico; con una respuesta generosa a su vocación primera; una entrega plena a la Iglesia y un amor desmedido por los hermanos”, ha expresado Don Sebastián.

Del mismo modo, ha subrayado el papel que en la vida de los cristianos desempeñan los sacerdotes, y ha expresado que esa presencia entre las familias es algo imborrable: “Sois, somos como sacerdotes, testigos y notarios de los momentos más importantes de la vida de las familias: en los sacramentos, en los momentos de alegría y también en los de dolor. Para algunos seréis para siempre el cura que los casó, o el que bautizó a su hijo, o para algunos habréis sido el instrumento a través del cual han conocido a Jesucristo”.

Antes de finalizar, los ha animado a seguir trabajando por la Diócesis, porque, aunque ya no estén en activo, siempre serán sacerdotes y su oración es indispensable para la Iglesia del Santo Reino. “Seguid trabajando por esta viña del Señor. Seguid regándola con el agua santa de vuestra oración, con vuestros dolores y vuestras debilidades, porque solo desde la Cruz se alcanza el cielo. Dios nos necesita a todos, a los jóvenes y a los mayores”.

Al finalizar las intervenciones, el Obispo ha ofrecido al Niño Jesús a todos para que lo besaran en esta antesala de la Nochebuena.

Después, han compartido un aperitivo en las instalaciones de la Casa de la Iglesia.

Galería fotográfica: «Felicitación de Navidad»