Exhortación del Obispo de Jaén para pedir la lluvia
14 abril de 2023Queridos diocesanos:
Hace unos años, el papa Francisco nos advertía en su encíclica Laudato si’ sobre la posibilidad de sufrir una escasez aguda de agua dentro de pocas décadas si no se actuaba con urgencia (cf. LS, n. 31). Así, el Santo Padre nos ponía en alerta sobre la falta de este «recurso escaso e indispensable» (n. 185), cada vez más acuciante en muchas regiones de nuestro planeta, donde más de 2.000 millones de personas no tienen acceso a él y unos 4.000 millones de personas, casi dos tercios de la población mundial sufren escasez grave de agua, durante al menos un mes al año.
La falta de precipitaciones en España durante los últimos meses es ya preocupante, y de manera especial en la provincia de Jaén que, como principal productor de aceite de oliva del mundo, mira al cielo aguardando la necesaria lluvia que riegue los campos. Y es que, en nuestra provincia, además del agua para consumo humano, la necesitamos para nuestros 66 millones de olivos, porque nuestra economía depende fundamentalmente de su producción. En efecto, la situación de sequía que padecemos en nuestro país nos afecta a todos, que vemos cómo se reducen las precipitaciones, bajan los niveles de reservas de nuestros pantanos y la carestía de agua se resiente en el consumo humano, la agricultura, la ganadería, el medio ambiente y la industria. Pero la falta de agua, de manera especial, afecta a aquellas regiones que, como nuestra diócesis de Jaén, su principal fuente de ingresos depende del fruto de la tierra. Por eso, cada día que pasa sin llover, se agrava la situación de nuestros campos y, por consiguiente, de las familias, pueblos y ciudades que necesitan el agua para subsistir. Sin agua no hay aceituna, y sin aceituna, la provincia de Jaén sufre.
El agua es un bien común que no podemos malgastar. Y todos somos responsables de la gestión de este recurso natural, cada uno en la medida de sus posibilidades. Las autoridades, con una mejor legislación que proteja los abusos incontrolados del agua, y con infraestructuras adecuadas que favorezcan su almacenamiento y conducción. Los ciudadanos, haciendo un uso racional y prudente de este “oro azul” tan valioso como necesario.
Como creyentes, nosotros también tenemos que afrontar esta realidad con mirada de fe. Esto quiere decir, en primer lugar, que debemos ser conscientes de que el agua es un regalo de Dios y somos responsables de su uso como parte fundamental de esta “casa común” creada por Dios, que se nos ha confiado. Dios ha puesto en nuestras manos la obra de sus manos para bien de todos y, en este sentido, el agua, como bien escaso, debe ser cuidado de manera particular.
En segundo lugar, el Señor nos exhortó a pedirle al Padre eterno con insistencia y confianza en todo momento y circunstancia: “Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre” (Mt 7,7). Por eso, ante la pertinaz sequía que estamos sufriendo, nosotros ahora necesitamos elevar nuestras súplicas a Dios para que nos envíe el agua que riegue nuestra tierra sedienta, recupere nuestros manantiales y afluentes, eleve el caudal de nuestros ríos y aumente la reserva de nuestros pantanos. Sin duda, nosotros ahora más que nunca necesitamos experimentar esa “caricia de Dios” de la que habla el papa Francisco (cf. LS, n. 84).
Así pues, quiero exhortar a toda la diócesis de Jaén a implorar por la lluvia de esta manera:
– Que en las celebraciones eucarísticas se añada en la oración de fieles alguna petición por la lluvia, pudiéndose utilizar algunas de las que se proponen; o rezar en comunidad la conocida oración del papa Pablo VI para pedir por la lluvia.
– Que se celebre, siempre que la liturgia lo permita, la misa “para pedir por la lluvia”, cuyo formulario se encuentra en el Misal Romano en el apartado de Misas por diversas necesidades (nº 35).
– Que los presbíteros, diáconos, comunidades religiosas y fieles laicos que recen el Oficio Divino, incluyan en la oración de laudes y vísperas esta intención particular por la lluvia.
– Que se organice, como en otras ocasiones ante situaciones de sequía o de pandemia en Jaén, una rogativa para pedir por la lluvia, con la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el día 1 de mayo por la tarde. Durante el recorrido se harán varias estaciones de petición y se concluirá con una celebración eucarística en la S.I. Catedral de Jaén y la bendición secular con el Santo Rostro.
Asimismo, ruego a la Santísima Virgen de la Cabeza que, como patrona de nuestra diócesis, interceda por todos nosotros y por el don de la lluvia sobre esta bendita tierra.
Con mis mejores deseos, recibid mi más cordial y fraternal saludo pascual a todos.
+ Sebastián Chico Martínez
Obispo de Jaén