Compartiendo vida desde la fe, la esperanza y la solidaridad en el orfanato de “Dovbysh”– Ucrania
12 noviembre de 2024Hace algo más de quince días emprendía, junto a Antonio Funes, coordinador de Radio María en la Provincia de Jaén, su esposa Manoli, su hija Nazaret y José Carlos de Orcera, una misión en representación de numerosas personas/voluntarios que el pasado verano habían acogido a los niños y para llevarles el amor materno y solidario de María, Nuestra Señora de la Cabeza.
Fue una experiencia que brotó de un sueño hecho realidad por voluntad de Aquel que está como alma de nuestras personas… Después de ser visitados a principio del mes de agosto en el Santuario por un grupo numeroso de niños del orfanato con sus responsables y educadores, vino la bendición de una furgoneta que gracias a la aportación solidaria de un buen grupo de personas y familias se pudo adquirir y donar ante la necesidad apremiante que tenían de ella. Inmediatamente surgió la voz del Espíritu que resonaba en mi interior y me decía: “Acompaña, en nombre de la Iglesia de Jaén y de la Orden Trinitaria, de la “Madre-morenita”, lleva el calor de la oración y la solidaridad de tantas personas a estos niños ….”
Presenté a Antonio, alma del proyecto, la propuesta de acompañarlo y solicité la autorización de mis Superiores. A los pocos días recibí una respuesta favorable como “regalo” de Jesús y de María, que sienten pasión por los más débiles, sus predilectos y me confiaban esta misión….
Una vez preparada toda la logística emprendimos una verdadera peregrinación al orfanato ucraniano de Dovbysh. Nos sentíamos “enviados”, acompañados y sostenidos por una fuerza misteriosa/extraordinaria que sólo podía venir de Dios-Trinidad y de María. A lo largo del camino encontramos “buenos samaritanos” que nos facilitaron el trayecto y la misión. Quisiera recordar de Varsovia-Polonia a la Hermana Isabel, a las Hijas de la Caridad, y a Antonio natural de Arjona, del pueblo de Dovbysh a la Hermana Victoria y su comunidad, a la Directora del centro-orfanato y todo el personal, al sacerdote burgalés neocatecumenal residente en Ucrania, y muy especialmente a Henry y Sebastián, nuestros ángeles custodios y mediadores en tierras polacas y ucranianas de los tramites a realizar previamente y a lo largo de todo el camino de peregrinación hasta el centro-orfanato.
Fuimos recibidos con enorme alegría y entusiasmo en el internado, una buena parte de los niños y directivos conocían a Antonio, a Manoli, Nazaret y José Carlos desde su visita a España el pasado verano…. La acogida fue un auténtico encuentro de familia, de hijo con padres y hermanos… Se hizo entrega al orfanato de la nueva furgoneta, se visitaron las aulas, tuvimos un encuentro de evaluación-programación con la Directora y se le hizo entrega de una importante suma de dinero en nombre de la Orden Trinitaria y de los voluntarios de España para el sostenimiento del orfanato y sus necesidades inmediatas.
En el rostro de los niños se reflejaba alegría y también dolor, tristeza, sufrimiento…. La alegría del reencuentro con quienes habían visitado el verano pasado durante veinte días Jaén, con sede en Orcera, preocupación y dolor porque la mayor parte de estos niños son huérfanos, otros provienen de familias de adopción y otro grupo viene de familias de muy bajos recursos…. Se estremecía el corazón cuando algunos niños nos decían “me quiero ir con vosotros”…. El peligro de los bombardeos, de los misiles, de la guerra…, estaba ahí. En una ocasión ante la señal de alarma recibida con los niños tuvimos que ir al “bunker” para en lo posible resguardarse del peligro inmediato. Un “zulo” en unas condiciones muy limitadas …., al que los niños están habituados cuando la urgencia apremia.
Quedamos impactados de los medios tan efímeros con los que sigue adelante el orfanato, sin ayudas gubernamentales ni regionales, se las tienen que buscar. Descubrimos y experimentamos el cariño e identificación de los educadores, profesores, la directora con estos niños…. Tocaba el corazón cuando se oía decir a la Directora, “estos niños son mis hijos y por ellos doy la vida.”. Por medio hay tanta generosidad, entrega y espíritu maternal.
En la medida en que conocíamos la realidad, la situación de los niños, fuimos profundizando en el caso de una niña con siete años, Natascia, gravemente enferma. Con una enfermedad que requiere una intervención quirúrgica en la mayor brevedad de tiempo posible para que las consecuencias no sean irreversibles. Hay que dar cuanto antes una respuesta a su situación. Los trámites son lentos y son muchos los aspectos a preparar y a tener presente: Médicos especialistas, hospital, casa/hogar de acogida junto para sus padres, presupuesto económico….. Estamos convencidos que la Virgen lo hará posible.
El proyecto sigue en nuestras mentes y en nuestros corazones, queremos volver a traer a España en verano a estos niños, intentaremos que al orfanato no le falten los recursos y medios necesarios…. y que Jesús y María no falten en los corazones y en la vida de estos niños para que mantengan siempre viva la esperanza.
Nos impactó el encuentro providencial con un sacerdote ucraniano, párroco y capellán militar que se encuentra en el frente de la cruel guerra. En su desahogo, con las lágrimas en los ojos nos compartió su soledad, su pena, la realidad de su iglesia parroquial, convertida en una hospedería/hospital de campaña… Además de las celebraciones litúrgicas su opción era estar cerca de los soldados del frente, de las familias angustiadas sin saber qué hacer y a dónde ir, la mayor parte de las personas, mujeres, niños y ancianos porque a los jóvenes se los llevan al ejército. Pudimos también salir a su encuentro con nuestra escucha, compartir, con la oración, con la celebración de la eucaristía y poniendo a su disposición recursos económicos. Fue una gran satisfacción entregarle la reliquia “ex ossibus” de nuestro Bto. Domingo Iturrate para que se venerase en su Iglesia parroquial y él protegiese a todos los jóvenes.
Fue desolador encontrarnos con un colegio bombardeado.., con el funeral de un soldado joven del pueblo que lo traían del frente para ser enterrado y que el pueblo lo recibía de rodillas por las aceras, con un batallón del ejército en el cementerio de caras jóvenes y de circunstancias, enormemente preocupados y pesimistas, con familias que lloraban la pérdida de sus seres queridos, con plazas de los pueblos con fotografías de soldados repletas de flores y con una vela encendida haciendo memoria agradecida…..
Toda esta realidad en un “hábitat” marcado por la pobreza, la escasez, y una fe ardiente, fundante, que animaba a las personas y, en particular, a los niños… que querían oír hablar de Jesús, de María, y relacionarse con ellos en la oración, por medio de la eucaristía… ¡Qué testimonio de fe! y qué gran obra la de Hna Victoria y su comunidad como catequistas y animadoras de la Liturgia, qué voz angelical la de una hermana acompañada por excelente sonido del órgano en la Iglesia.
La despedida fue dolorosa…, pero siempre con el ánimo de mantener viva la esperanza de Natascia y de estos niños que nos necesitan y con quienes tenemos que compartir el amor maternal de María y el calor de nuestra oracion/solidaridad a fondo perdido. En ello estamos desde que salimos de Ucrania con Antonio como capitán del barco que tienen como timoneros a Jesús y la Virgen de la Cabeza, sostenidos por la acción del Espíritu.
Este proyecto pro-orfanato de Dovbysh-Ucrania quiere ser una realidad eclesial de nuestra Diócesis, de la Familia Trinitaria y de tantos corazones solidarios de buena voluntad. Un gran mosaico en el que todos somos necesarios y cuya aportación personal y familiar es imprescindible.
Mi gratitud al Obispo de Jaén, Don Sebastián; a nuestro P. Provincial y Provincia religiosa de los Trinitarios de España; a los medios de comunicación de la Diócesis, de la Cope-Jaen; al pueblo de Orcera, a los devotos de la Virgen de la Cabeza, a numerosas personas que movidas por un corazón solidario han testimoniado su compromiso y apoyo para la ejecución de este proyecto. Nos sentimos a lo largo del camino muy acompañados por la amistad y oración de numerosas personas y con el deseo de compartir esta experiencia y misión que el Espíritu y María nos confiaron, conscientes del significado de las palabras de Jesús cuando cita en las obras de misericordia “cuanto hicisteis por uno de estos a mí me lo hicisteis”.
Acogemos con gozo la invitación de Jesús, “venir a mi benditos de mi Padre porque tuve hambre y …, tuve sed…” y “Dejad que los niños se acerquen a mí…”
Padre Luis Miguel Alaminos OST
Rector del Santuario de la Virgen de la Cabeza